Viernes de la 1ra. semana de cuaresma 2018

John Main dijo una vez (con humor irlandés: monjes no se lo tomen personalmente) que nunca había encontrado más egoístas que en los monasterios. Lo que él quería decir es lo siguiente: hay dos peligros con los monasterios. (Sigue leyendo).

Un monje podría ser muy serio en su búsqueda de auto transformación y en su práctica espiritual pero también estar enfocado en ello de una manera tal que nada o nadie interfiera en su camino a la iluminación.  Generalmente esto se manifiesta en una actitud muy crítica hacia aquellos de sus hermanos que parecen menos rigurosos. Es cierto tipo de pomposidad espiritual.

El otro peligro está ilustrado en el monje que entra al claustro con el propósito de escapar de cualquier asociación con otros y tratar de encontrarse a sí mismo en los otros. Un antiguo monje cristiano definió al monje como alguien que se ve a sí mismo en otros y a otros en sí mismo. Este tipo de persona hiper introvertida, centrada en sí misma, usará la rutina monástica para el aislamiento en lugar del encuentro.

Mark Carney, gobernador del Banco Central de Inglaterra, habló recientemente acerca de “Liderazgo y valores” en un Seminario Meditatio en Londres. Enumeró algunas de las cualidades ideales de los líderes y de los valores que deben tener. Reconociendo (como en la figura del abad en la Regla de San Benito) que es poco probable que todas ellas se encuentren combinadas en una persona al mismo tiempo.  Sin embargo, el principio guía del gobernador Carney es el valor del propósito. Un líder necesita un propósito claro y el propósito correcto es siempre centrado en el otro.

Todo esto puede ser sólo relevante para nosotros si, en algún sentido, somos todos monjes y somos todos líderes. De acuerdo a la Regla, el monje es alguien que “sinceramente busca a Dios”. ¿No es eso lo que un meditador serio hace, con creciente renunciación, a medida que su peregrinaje progresa y las transformaciones aparecen?  

Tu imagen de Dios podría no ser la de otra persona y podrías preferir expresarlo sin usar un lenguaje religioso. Pero, a un nivel esencial, la experiencia de la meditación es la experiencia de Dios – de amor, de plenitud y de conexión universal -.

Y todos somos líderes – para los niños por ejemplo, que nos miran atentamente y nos imitan. Incluso aquellos que hacen los servicios más humildes – limpiadores de baños y de calles – pueden mostrar las cualidades reales de liderazgo y servicio en la manera en que trabajan con sus colegas y se relacionan con el público.

Pero también somos líderes para nosotros mismos. La cuaresma es un tiempo en el que hacemos algo extra y abandonamos algo familiar. ¿Dónde se hace esta decisión? ¿Cómo se hace? ¿Cuál es su motivación?  Su fuente está en esa sutil parte de nuestra unión mente-corazón, que ve claramente y nos da un sentido de propósito.  No es una parte que rivaliza o compite con nosotros sino nuestra energía unificadora y sanadora que llamamos espíritu.

¿Ella nos hace más o menos egocéntricos? ¿O sentimos que el propósito real de nuestra práctica espiritual es en realidad el servicio directo a los demás? Cualquier fruto o beneficio que pudiera traernos está entonces destinado al bienestar del mundo. Como nosotros también somos parte del mundo, obtenemos nuestra parte justa de esos beneficios  siempre y cuando nuestro propósito guía esté centrado en el otro.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Javier Cosp Font

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