Segundo domingo de cuaresma 2018

Las lecturas bíblicas de hoy nos muestran varias cosas. Primero, qué difícil puede ser para el cristianismo comunicarse a sí mismo hoy en día a través de las escrituras; sus historias y metáforas con frecuencia impactan la mente moderna como ofensivas o al menos “primitivas”. Bede Griffiths pensaba que había solamente pocos salmos adecuados para el culto cristiano. (Sigue leyendo)

Leer, “bienaventurado el que tomará y estrellará tus niños contra las piedras” hace que cualquiera se retuerza y se necesita un buen abogado para explicar que significado edificante puede tener eso.

La defensa es que esa violencia hace eco (ojalá) de la crueldad reprimida y el sadismo que se escapa sigilosamente de nuestras psiques. Hay algunas bestias salvajes merodeando en las frescas y verdes pasturas de nuestro camino interior. Ese tipo de pasajes necesitarían ser removidos del culto común. Tal vez también necesitamos ver cómo la Palabra está presente de muchas maneras en las escrituras de otros credos religiosos y cómo podríamos, hasta cierto punto, incorporarlas en el culto cristiano para mejor entender el nuestro.

Prepárate: las lecturas de hoy son acerca de sacrificar a tu hijo. Abraham levantó su mano para enterrar el cuchillo sacrificial en su hijo Isaac cuando el ángel del Señor – que es el Señor – le detuvo la mano. Una víctima sustituta se encontró entre los arbustos. Abraham es aplaudido por no poner límites en nada para probar su devoción a Dios. Nosotros podemos leerlo como un ejemplo dramático de prohibir sacrificios humanos que eran muy comunes en las tribus vecinas. Ciertamente muestra como eran diferentes los israelitas y como esta diferencia forzó una evolución cultural, descriptivo de sus experiencias de Dios.

San Pablo rompió con esta tradición cuando encontró que Cristo, a quien él había rechazado, habitaba dentro de él. Pero, en la segunda lectura, vemos como él sigue usando el viejo lenguaje: los viejos términos adquieren un significado nuevo pero no podemos inventar un nuevo lenguaje aún después de una conversión radical. Para Pablo, Dios “no escatimó a su propio Hijo” para beneficiarnos. Esto expresa el vaciamiento absoluto de Dios; pero nos lleva fácilmente a la imagen de un Dios que usa la violencia para enmendar las cosas.

La historia del Evangelio sobre la transfiguración de Jesús nos eleva sobre todo esto. Es un momento icónico para la fe cristiana de la Iglesia ortodoxa como la cruz es para la Iglesia occidental. Aquí tenemos un vislumbre de la cegadora, insondable profundidad de la verdadera identidad de Jesús y de su relación filial con la Fuente. Pero él también está en medio, es un puente entre Moisés y Elías – la Ley y los profetas. La Ley avala la violencia, los profetas la denuncian. Pero ellas son una expresión dual de una manera única de aproximarse a lo divino.

Necesitamos pensar y discutir el tema de la violencia bíblica – así como necesitamos atender el tema de la violencia contra las mujeres y los niños en nuestras sociedades “avanzadas”,  qué decir en Siria o en Parkland, Florida (donde acaba de ocurrir la matanza de 17 estudiantes). Pero hablar y pensar nunca termina y puede también llevar a la violencia. Nosotros tenemos que sumergirnos en la verdad, en la experiencia de la luz pura que aleja todas las sombras. Entonces nos encontraremos en la intimidad absoluta que no solamente nos cambia sino que nos transfigura.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Aracely Ornelas Duarte (WCCM México)

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