Lunes de la 2da. semana de cuaresma 2018

La Iglesia ortodoxa, mejor que la latina (pero no tan plenamente como las espiritualidades orientales) recuerda la importancia del cuerpo en la vida de oración. Especialmente en la tradición monástica, la conciencia de la respiración y la práctica de las inclinaciones y las postraciones corporales, algunas muy similares al homenaje al sol asana en yoga, ayudan a mantener la conexión entre mente y cuerpo. (Seguir leyendo)

Tal vez cualquier espiritualidad que sea solamente a nivel mental y presta atención exclusivamente a la fuerza de voluntad y la auto-evaluación, no tendrá éxito en llevar a quien la practica a un nivel alto de integración y paz. Nunca se podrá repetir lo suficiente a los occidentales que el propósito de la ascética no es castigar sino purificar, como lo que hemos elegido hacer o no hacer para la cuaresma.

El ayuno (reducir la ingesta diaria de alimentos) y la abstinencia de carne y estimulantes (cafeína y alcohol) son también prácticas físicas tradicionales que se encuentran en todas las tradiciones espirituales. Algunas veces comenzar dicha práctica nos hace más conscientes de que somos más adictos de lo que habíamos pensado, lo que nos ayuda a crecer en la humildad y el autoconocimiento.

En nuestro tiempo, hacer dieta ha reemplazado al ayuno, el turismo ha reemplazado la peregrinación, se puede pensar que son lo mismo y que la única diferencia son sus motivaciones. Los motivos son importantes para la calidad del resultado de lo que hacemos. Quizá un antiguo monje sirio trató de unirlos cuando dijo “trata de estar delgado para que puedas pasar por la puerta estrecha”. Jesús dijo que pocos podían pasar por la puerta estrecha, como quienes tienen sobrepeso, apegos y ansiedades (la mayoría de nosotros), sin embargo, “nada es imposible para Dios”.

La meditación en sí misma es ayuno y abstención. En la vida diaria, prestar atención a lo que comemos nos ayuda en nuestra meditación. La somnolencia regular, el quedarse dormido e incluso ciertas clases de distracciones se pueden mejorar con una alimentación más sana. Hoy en día mucha gente medita para estar más sano. El meditador eventualmente se da cuenta que busca estar sano para poder meditar.

Dormir y descansar son también parte del ritmo natural del cuerpo y la mente. Mucha gente hoy vive con falta de sueño porque trabajan hasta altas horas de la noche, ven películas o juegan juegos hasta tarde, y muchos continúan su vida digital incluso después de haberse ido a la cama.

En contraste, los monjes de los viejos tiempos solían recomendar limitar las horas de sueño y recomendaban levantarse a rezar cuando aún estaba oscuro, antes del amanecer. Yo, en cuanto pongo mi cabeza sobre la almohada normalmente doy un suspiro de alivio y con frecuencia recuerdo que Jesús decía que no tenía donde reclinar su cabeza y me quedo dormido antes de aplicármelo a mí mismo. Cuando la gente se levanta muy temprano a rezar, descubre un gozo especial, una calma, una certeza que los estabiliza durante todo el día.

En el libro del Cantar de los Cantares encontramos “yo dormía, pero mi corazón estaba despierto”. Si tú te quedas dormido repitiendo o escuchando tu mantra, te darás cuenta que te despiertas repitiéndolo también. Con el suficiente sueño del tipo “sueño de movimientos oculares rápidos” (MOR), te darás cuenta que necesitas menos sueño y lo que duermes te descansa más. Lo anterior ayuda a que nuestros niveles consciente e inconsciente choquen menos durante el día, lo que nos hace estar más calmados e intuitivos.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Aracely Ornelas Duarte (México)

Categorías: