13 de mayo 2018
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Un fragmento de John Main OSB, “The Way of Love” en The Hunger of Depth and Meaning. Ed Peter Ng (Singapur: Medio Media, 2007), págs. 182, 183
La aseveración teológica más importante fue hecha por San Juan cuando dijo:
“Dios es amor.”
El decir el mantra es un acto de abnegación pura. Cada vez que decimos el mantra, renunciamos, dejamos atrás nuestros pensamientos, nuestras preocupaciones, nuestras esperanzas, nuestros temores. Al repetir el mantra nos convertimos en “el ojo que ve, pero no puede verse a si mismo.”
Al repetir el mantra, en nuestra rutina diaria regresamos a la disciplina, aprendemos gradualmente a ver más allá de nosotros mismos. Aprendemos a ver con una visión que se enfoca más allá de nosotros, en Dios. Y en este enfoque de todo lo que somos, todo en nuestra vida se vuelve alineado a Dios y…. cada cosa se ubica en su lugar.
La meditación es tan poderosa porque nos guía hacia un (nuevo) orden, una tranquilidad, una paz. Es así porque el orden de la jerarquía de nuestros valores cambia. En lugar de estar basado en nosotros, el ego, el éxito, la autopromoción, sobre todos estos factores que limitan, nuestro sistema de valores se convierte en un basado en Dios. Descubrimos en la revelación que se lleva a cabo en nuestro corazón, la revelación en la cual descubrimos la presencia de Jesús allí, que Dios es amor.
Esto nos lleva a la conclusión que libera un gran poder- que al final, solo hay una cosa que importa, que crezcamos en amor. Todo lo demás es secundario. Todo lo demás es consecuente.
Después de la meditación: “Finding a Teacher”, W.S. Merwin, MIGRATION: NEW AND SELECTED POEMS (Port Townsend, WA: Copper Canyon Press, 2005), págs. 206-207
Credo
Canto a la voluntad de amar:
la voluntad que esculpe las ganas de vivir,
la voluntad que debilita las ganas de herir,
la voluntad que mata las ganas de morir;
la voluntad que nos hace y mantiene calientes,
la voluntad que apunta nuestros ojos adelante,
la voluntad que te hace dar, no tomar,
un dar y un dar que nos dice quién eres:
cuánto un Dios, cuánto un hombre.
Te invito a vivir la voluntad para amar.
Selección: Carla Cooper
Traducción: Guillermo Lagos