11 de noviembre 2018
Photo on VisualHunt
Fragmento de John Main OSB, “Christian Community”, en The Hunger for Depth and Meaning, ed. Peter NG (Singapore: Medio Media, 2007), pág. 143-4
El crimen de la idolatría es, precisamente, crear nuestro propio dios, a nuestra imagen y semejanza. En lugar de encontrar a Dios en su maravillosa diferenciación de nosotros, construimos un modelo de juguete a nuestra imagen emocional y psicológica. Al hacer esto, por supuesto, no le hacemos daño a Dios, dado que la irrealidad no tiene poder sobre la verdad. Empero, nos degradamos y dispersamos, rendimos el potencial y la gloria divina de nuestra humanidad al becerro dorado y brillante.
La verdad es mucho más emocionante, mucho más maravillosa. El camino para experimentar esta verdad es el silencio que encontramos en nuestra meditación. El poder del silencio estriba en que permite que surja la verdad, que suba al servicio, el volverse visible. Sabemos que es más grande que nosotros, y encontramos, tal vez, una inesperada humildad dentro de nosotros que nos guía hacia una atención silenciosa real. Dejamos que la verdad sea.
De igual forma que podemos cortar a Dios a nuestro propio tamaño e imponerle nuestra identidad, lo podemos hacer también con otras personas. En la meditación desarrollamos la capacidad de voltear nuestro ser hacia el Otro. Aprendemos a dejar ser a nuestro vecino, así como dejamos ser a Dios. Aprendemos a no manipular a nuestro prójimo sino más bien a reverenciarlo, a reverenciar su importancia, la maravilla de su ser. En otras palabras, aprendemos a amarlo… Debido a esto, la oración es la más grande escuela de la comunidad.
Después de la meditación: Robert Frost, “A Time to Talk” en THE POETRY OF ROBERT FROST (New York: Henry Holt, 1979), citado en Tue Witer´s Almanac, 1.31.17
Un Tiempo para Hablar
Cuando un amigo me habla desde el camino
y ralentiza su caballo al ritmo de paseo,
no me quedo parado y miro alrededor
sobre todas las colinas que no he arado,
y grito desde donde estoy, ¿qué quiere?
No, no como si hubiera tiempo para platicar.
Empujo el arado en la tierra suave,
con la cuchilla hacia arriba cinco pies de altura,
y camino lentamente: voy hacia la barda de piedra
para una visita amistosa.
Selección: Carla Cooper
Traducción: Guillermo Lagos