Cuaresma 2019: Martes de la primera semana

Martes de la Primera Semana de Cuaresma:  Mateo 6:7-15


Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables...

Las letanías se refiere a las retahílas largas y reiteradas, la charla vacía como la que infortunadamente encontramos en muchas iglesias, templos, mezquitas y sinagogas, por no decir en la mayoría de las discusiones políticas. Sigue leyendo.

Apenas estamos en el séptimo día de Cuaresma. Es muy posible que la energía de las resoluciones frescas del Miércoles de Ceniza (renunciar a algo y hacer algo extra) necesiten una renovación. Saber qué es lo que necesitamos y buscamos de manera consciente nos coloca en la mitad del camino para encontrarlo. Es cierto: si de verdad buscamos, encontraremos. Encontrar significa que lo que estamos esperando que aparezca más tarde lo estamos viendo ya aquí, sólo esperando ser reconocido. La dimensión del tiempo sufre una alquimia una vez que entramos en contacto con el momento presente.

Entre las buenas intenciones y la acción hay usualmente una conexión efímera. Muy rápidamente hay una desconexión antes de que el fruto se haya madurado. La adicción es existencial. Desengancharnos de su patrón es sanador. La buena intención de meditar es una buena idea que nos hace felices al haberla elegido. Pero, cuando nos encontramos con una barrera de cristal entre la intención y la acción, el optimismo de nuestra voluntad se desmorona. Entendemos claramente qué queremos hacer, pero una fuerza invisible se interpone entre nosotros y lo que queremos, y se siente impenetrable. Es aquí donde la retahíla comienza a medida que hablamos, leemos, o pensamos mucho sobre lo que aún no estamos haciendo.

Concebimos un sinnúmero de razones para justificar este fracaso que nos lleva a rechazar como falso aquello mismo que habíamos intentando hacer. Esta traición de confianza explica por qué las relaciones pueden pasar de repente de la dicha a la miseria. La barrera de cristal es reforzada por el ruido, frecuentemente por el balbuceo malintencionado, hasta desanimarnos. Cualquiera que esté escuchando el debate del Brexit conoce esta sensación.  Nos quedamos con la experiencia desagradable de vergüenza y desconexión que surge de toda división y conflicto violento. Divididos contra nosotros mismos, omitiendo lo que queremos hacer, experimentamos el significado de «pecado». Lejos de ser un simple incumplimiento de una norma, humana o divina, el «pecado» es sólo entendido cuando confesamos lo impotentes que hemos sido creados por nuestras propias divisiones internas y auto-rechazo.  

Lo que hagamos en este estado colapsado del egoísmo no trae nada bueno ni para nosotros ni para otros. Muchas manos se extenderán hacia nosotros cuando solicitames ayuda para escapar.

Algunas de ellas pedirán un precio acordado antes de que nos ayuden a salir. Felices somos aquellos que tomamos una mano que no pide nada, excepto el honor de ayudarnos. Nuestro sentido de valor ya está restaurado. Estos son los elementos que se encuentran en ese movimiento interior de conciencia llamado metanoia (cambio de mente), a menudo mal traducido como «arrepentimiento». No significa culpa, sino un cambio de conciencia.

Esto es lo que Jesús comienza a decir luego que deja el desierto, empoderado por todo lo que él había trascendido. Empezamos el proceso de cambio no al construir una voluntad de acero, sino simplemente cambiando la dirección de nuestra atención — prestando atención a otro lugar. La realidad es donde colocamos nuestra atención. Atraviesa la retahíla de la mente y disuelve la barrera de cristal de la inacción.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Elba Rodríguez (WCCM Colombia)

 

 

 

   
   

 

 

 

 

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