Cuaresma 2019: Viernes de la primera semana.

Viernes de la Primera Semana de Cuaresma: Mateo 5:20-26

Si no son ustedes algo mejor que los Fariseos, o los maestros de la Ley, ustedes no entrarán en el Reino de los Cielos… Sigue leyendo.

En defensa de los hipócritas, debemos recordar que gran parte de la hipocresía se deriva de la falta de conciencia, incluso cuando casi elegimos permanecer inconscientes. Despertarse, especialmente si has estado dormido mucho tiempo, siempre es difícil. Nos resistimos a la transición hacia una dimensión más grande y menos pasiva de la realidad. Alejamos la mano sacudiéndonos para despertarnos o presionamos el botón del despertador y nos damos vuelta. Esta resistencia a estar despiertos también es perceptible en la forma en que votamos y pasamos nuestro tiempo libre.

El valor de cualquier cosa puede entenderse mejor en referencia a su opuesto. Valoramos el sueño porque nos ayuda a estar más despiertos durante el día. Valoramos el silencio para poder comunicarnos mejor. Valoramos la riqueza para poder regalarla. La relación entre los opuestos produce el equilibrio, la vida sana y la gente buena que es amable y equitativa con aquellos que lo necesitan. Aferrarse a un lado de la ecuación: ya sea permanecer en la cama todo el día, hablar sin parar, aferrarse a las posesiones, nos adentra más en el mundo unidimensional e ilusorio de la autoabsorción, donde no somos conscientes de las muchas otras dimensiones en que vivimos, nos movemos y somos. En tal mundo, la vida se convierte en una selfi continua. En lugar de eso, «permaneced despiertos», nos dice el Evangelio. El Buda iba caminando un día cuando un transeúnte fue impactado por su resplandor y presencia poderosa y le preguntó «¿Eres un dios?» «No». «Entonces, ¿eres un mago?» «No». «¿Quién eres entonces?» «Estoy despierto», respondió el Buda.

La vigilia es parte de la sabiduría universal que se encuentra en toda verdadera enseñanza. Estar verdaderamente despierto va más allá de lo que pensamos como moralidad o, digamos, es la base fundamental del juicio moral. El hipócrita en nosotros condena rápidamente a los demás instalándose en el terreno moral desde el cual puede actuar con una crueldad asombrosa. Excepto que está en la dimensión onírica y no en el mundo real. Vemos el efecto de la vigilia en la diferencia entre un buen trabajo que saca lo mejor de nosotros, produce beneficios para los demás y el trabajo que conlleva al agotamiento y la división. En otro sentido, la vigilia muestra la diferencia entre una hermosa representación artística de la forma humana y una imagen obscena.

Es difícil entender cómo en la velocidad y la sobrecarga de información de la vida moderna podemos permanecer despiertos sin una práctica contemplativa integrada en la vida diaria. Al carecer de esto, ¿cómo podemos evitar ser arrastrados al sopor de la actividad excesiva, a ese estado de sueño del medio despierto (incluso con las mejores intenciones que suele comenzar el hipócrita en nosotros)?

El mismo equilibrio que nos mantiene despiertos también reduce nuestra hipocresía. La clave es aceptar nuestras limitaciones. La Cuaresma no se trata de rebajarnos o negar el regalo de los placeres simples. Se trata de aceptar que nuestras limitaciones son la manera en que nos mantenemos firmes entre los extremos. Físicamente estamos restringidos por los límites biológicos que debemos cumplir adecuadamente, por ejemplo el descanso o la alimentación. Intelectualmente, estamos limitados por la cantidad de datos que podemos recibir y también por la necesidad de contenido saludable en lugar de entretenimiento interminable. Sólo en la dimensión espiritual no hay límites.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Elba Rodríguez (WCCM Colombia)

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