27 de octubre 2019

                                                          Photo credit: ale donat on Visualhunt.com / CC BY-NC

Un fragmento de John Main OSB, “Mature Relationships” en THE HUNGER FOR DEPTH AND MEANING: Learning to Meditate with John Main, ed. por Peter Ng (Singapur: Medio Media, 2007), págs. 141-142


La meditación es una forma de madurar las relaciones humanas, relaciones que nos permiten regocijarnos en el otro ser, sin ningún deseo de poseer o controlarlos, sino sencillamente conocer al otro como él o ella es, y deleitarnos en ese conocimiento. Y es lo mismo con Dios. No intentamos acosar o bombardear a Dios con palabras, o exigir su atención o revelación en nuestros términos. En la sencillez de nuestra meditación, en la sencillez de nuestra humilde repetición del mantra, solo buscamos ser con y para Dios…

Conforme repetimos el mantra, soltamos los pensamientos, planes, ideas e imaginación; aprendemos el valor de la renuncia, de la no posesividad. Dejamos ir las imágenes de nuestro ser. Nos desapegamos de los deseos. Soltamos nuestros temores y nuestra vergüenza. Esto nos permite entrar en comunión con los demás, y con ellos al nivel más profundo de la realidad.

 

Después de la meditación: “Two Arab Men” por Kim Stafford en HEALING THE DIVIDE: Poems of Kindness and Connection, ed. James Crews (Brattleboro, VT: Green Writers Press, 2019), pág. 85.

DOS HOMBRES ÁRABES

Saliendo de la estación del metro en Clignncourt
zigzagueamos entre la hirviente multitud
de hombres viejos sosteniendo un puñado de anteojos oscuros,
otro hombre con diez relojes en el brazo,
y otro más con bolsas con adornos de cuero
en verde, morado, café y carmesí
todos gritando anuncios de sus productos con voces
carentes de esperanza—luego el conjunto de puestos 
con jeans artísticamente rotos, 
camisas ondeando sus estilos de moda,
máscaras africanas, aparatos digitales,
muchas ofertas, pocas ventas, pero entonces
el corazón de paz aparece cuando
dos hombres salen hacia un halo brillante
de amistad, se inclinan para tocarse 
la cabeza, primero a la derecha, después la izquierda, 
después la frente, este ritual cercano
de lo que realmente importa, economía profunda
donde la única moneda es la amistad.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos