Lunes de la primer semana de Cuaresma
¿Cómo reaccionas a la palabra ‘quietud’? ¿La asocias con equilibrio, contrapeso, balance, orden, quietud? ¿La quietud es dinámica o estática? ¿Es el objetivo que debemos perseguir o una condición de la que debemos salir lo antes posible? Como meditadores podríamos decir que “todo depende”porque a los meditadores les gusta tener lo mejor de ambos mundos. Y pueden hacerlo. Sigue leyendo.
Probablemente depende de las circunstancias, pero puede haber (todavía) una preferencia a favor o en contra del concepto. Detrás de esa preferencia puede esconderse un miedo o un anhelo hacia la quietud. Si eres hiperactivo, la quietud te parecerá atractiva. Si estás aburrido, sin trabajo o en la cuarentena, la quietud es lo último que quieres. La polarización de puntos de vista opuestos, incluso sobre el significado de una pequeña palabra inofensiva como ésta, conduce a un sentimiento de conflicto que a menudo se basa en la sensación de que “si no lo consigo todo, podría acabar sin nada”. Y así la persona que no está de acuerdo conmigo, que parece estar al otro lado de un río que fluye más rápido de lo pensado y sin puentes a la vista, es mi enemigo. Por tanto, no tiene tanto derecho a existir como yo. La sensación de carencia potencial – incluso lo que creo que tengo podría serme arrebatado – se inflama.
Las facciones pro y anti-Trump en los Estados Unidos, los Remainers y Leavers en el Reino Unido han generado un profundo sentimiento de división y desunión. Reconstruir el diálogo y el espíritu de confianza será el duro trabajo de ambas sociedades en los próximos años. ¿En qué parte del mundo no se ha sentido? Las divisiones alteran el equilibrio de la sociedad civil y la calma, el apaciguar las facciones y el rechazo mutuo, tiene al menos cierto atractivo. La cuestión es cómo.
El enfoque ‘todo depende’ es inadecudo. La respuesta no es una cosa o la otra, sino ambas, y ambas en armonía. La forma más práctica de lograr la mezcla de quietud dinámica y actividad armoniosa es sacrificar voluntariamente el tiempo para el trabajo de quietud. Dado que la naturaleza humana es propensa a la sobreactividad (física, económica o mental), el reto, como deja claro la historia de Marta y María, es proteger el elemento de la quietud y el silencio; y apreciarlo como parte esencial del bienestar humano. La vida de Jesús, que ejemplifica cómo deben vivir los seres humanos, incluyó períodos de soledad y tranquilidad, así como momentos de acción externa intensa.
La quietud es inherente a la buena vida. Junto con la oración y el ayuno, la justicia toca el centro donde se encuentra la quietud. Los tres son aspectos de hacer bien la Cuaresma. Se trata de un equilibrio, siempre difícil de ganar y mantener, ya sea en nuestra vida personal o social.
Laurence
Traducción WCCM Paraguay