Miércoles de la tercer semana de Cuaresma

Evangelio: No he venido a abolir la ley sino a completarla. Mt 5,17-19. Sigue leyendo

"Todo arte aspira a la perfección de la música". Cuando leí esto, como estudiante de literatura, me sentí instantáneamente impresionado por lo que me pareció una nueva verdad universal. Poco a poco, vi que verdades universales tan amplias como ésta pueden tener valor, pero uno ve cómo no dan en el blanco o lo hacen sólo ocasionalmente. Sin embargo, seguimos intentando plasmar la verdad con palabras. Lo mismo ocurre con el fracaso del éxito y el éxito del fracaso que descubrimos al aprender a meditar. Lo que vemos en ese proceso es la importancia de dejar siempre de lado las palabras y las ideas en las que basamos nuestra confianza. No hay respuestas que sirvan para todo, pero aprender esto ilumina todo el panorama de nuestra experiencia.

La meditación es un camino de sabiduría - para todos - precisamente porque no se puede resumir en una frase contundente o incluso en un largo tratado. Un enfoque científico de los beneficios medibles puede decir cosas sobre ella que son verificables. Pero son meras observaciones, ilustraciones de lo que crece constantemente más allá de nosotros.

John Main entendió y enseñó esto con el genio de la simplicidad. Sabía que la plenitud no es estática, sino una liberación de todas las limitaciones que nos impiden la expansión ilimitada. En el trabajo del mantra nos desprendemos del ayer y del mañana; descubrimos lo limitadas que son estas dimensiones de la realidad. A medida que pierden su dominio sobre nuestra mente, experimentamos que siempre estamos en el momento presente y que podemos saborear la paz y la plenitud que nos aporta. Pero experimentar el presente es el primer paso para entrar en el eterno ahora que nos trae Dios. El primer paso hacia un universo en expansión, hacia la totalidad que es Dios.

No podemos captar mucho de esto en palabras o conceptos; pero podemos sentarnos y decir el mantra. Aprender la humildad, la fidelidad y la confianza que implica el camino del mantra nos abre a la inmediatez del infinito. Meditar, por tanto, nos lleva a casa con Dios, pero volver a casa, en este caso, no significa instalarse en la seguridad y la familiaridad. Es convertirse en un peregrino que crece en la libertad del amor, pero con cada vez menos cosas a las cuales estemos apegados.

Las formas de vida que adopta esta peregrinación, incluso en una vida o en una semana, son innumerablemente imprevisibles. Aprendemos a estar preparados y obedientes a la ley del cambio perpetuo. Sin embargo, sea cual sea la forma, existe la paz y la certeza de lo que el Evangelio llama el propio Camino. John Main entiende la experiencia diaria de crecimiento en la meditación en relación directa con la vocación cristiana. Digo "entiende" más que "comprende" porque cuando escucho sus charlas durante la Cuaresma, la profundidad y las perspectivas de su enseñanza son como una nueva revelación que me devuelve al Camino del Evangelio con un nuevo asombro.

Su énfasis en la libertad es un pilar de su enseñanza. Libertad de las limitaciones. Libertad ante el miedo. Libertad para amar. Esta libertad es una energía de la conciencia de que Cristo fluye en la vida diaria. “Has muerto y ahora tu vida está contenida en Dios con Cristo". El Camino - y el pequeño camino del mantra - revelan continuamente lo que está oculto, incluso cuando la expansión nos muestra lo que está más allá de lo que podemos conocer.

Traducción: WCCM Argentina

Categorías: