Domingo de Ramos

 Evangelio: …otros usaron ramas que habían cortado en los campos. Mc 11, 1-10.

Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagué y a Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos con este encargo: “Vayan a la aldea que tienen enfrente. Tan pronto como entren en ella, encontrarán atado un burrito, en el que nunca se ha montado nadie. Desátenlo y tráiganlo acá”. Sigue leyendo.

Comenzamos el retiro de Cuaresma en línea el jueves, cuando dos conceptos de tiempo, el mundano y el sagrado fluyen, integrándose poderosamente.

Es como el encuentro de las aguas en la Amazonia, donde el Río Negro y el Amazonas corren juntos, lado a lado, por varios kilómetros antes de unirse. Pero el cambio comienza hoy, el Domingo de Ramos, el inicio de la Semana Santa. Con la entrada de Jesús a Jerusalén, sentado en un pollino, aclamado por la muchedumbre, comenzamos a vernos envueltos en los misterios de la Cuaresma. Cada uno de los evangelios acepta la importancia de esta entrada triunfal que precede al rechazo y la derrota.

Podemos escuchar la tradición oral del relato en la versión escrita. Hay detalles que no entendemos; nos sentimos excluidos. Estamos escuchando una conversación entre personas que comparten detalles y un sentido con significado simbólico que nos parece ajeno.

En realidad, es bueno sentirnos incómodos, pues estamos entrando a un nuevo país. En una ocasión aterricé en el aeropuerto de Delhi y me encontré con un grupo de turistas traumados totalmente por el shock de la cultura y el entorno físico. Para cuando salimos de la terminal me di cuenta de una mujer que entraba en disociación.  Conforme esperaban que regresara el guía del tour y que llegara el autobús, esta mujer se vio asaltada por vendedores intrusivos y mendigos tullidos, con las manos extendidas, tocándola y pidiendo limosna. Después de un rato se volvió rápidamente al aeropuerto diciendo que se regresaba a casa. Su momento para conocer a la Madre India no había llegado aún.

La semana Santa es nuestra llegada a una tradición. La rareza que sentimos forma parte en sí del proceso transformacional de los misterios pascuales. Nos estamos conectando con una historia, una familia, una transmisión con la que no estamos familiarizados, somos extraños a ella. Pero dejemos este escepticismo racional y el shock cultural por un momento. Dejemos que regrese nuestro guía, permitamos que una imaginación y una intuición más profundas fluyan junto a nuestra consciencia ordinaria de manera que el sentimiento de enajenación cambie a uno de descubrimiento, una nueva dimensión de hogar.

Al entrar de este modo, la Semana Santa refuerza nuestro sentido de pertenencia, que es una interesante palabra en inglés, pues está formada por dos palabras: be (ser) y longing (añorar): belonging. La Cuaresma dolorosa y alegremente a la vez, expone nuestra añoranza más fuerte y a la vez más auto definitoria. Y nos llama a la experiencia de ser de una manera extraña e íntima de plenitud.

¿Qué es lo importante de las instrucciones de logística que da Jesús acerca de su medio de transporte? Para la primera generación simboliza el Rey de la tradición bíblica entrando en su propia ciudad, llegando a casa de una manera que sólo a él le estaba permitido. “No temas, hija de Sión. Mira a tu rey, llega sentado en un pollino” (Jn 12:15).

El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡¡Hosanna!! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!

Somos más que fisgones espiando. Sabemos más que ellos. Él no era un salvador nacionalista prometiendo la expulsión de los poderes que estaban ocupando Israel. {El estaba mostrando a la humanidad en general que en realidad todos añoramos la misma cosa. Todos nos vemos realizados por la pura experiencia de ser. Todos, cual si fuéramos uno, pertenecemos.

Traducción WCCM México

 

 

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