Lunes de Semana Santa

Evangelio: María ungió los pies de Jesús, secándolos con su pelo. Jn 12:1-11.

Hay ocasiones en las que no soy muy observador. Apenas ayer me di cuenta de algo que he venido haciendo desde hace mucho: caminar por un pequeño sendero que sube la loma, desde la Abadía al granero, aquí en Bonnevaux. Sigue leyendo.

El sendero se ha ido formando gradual e imperceptiblemente a través de mucho tiempo, en todo tipo de clima, bajo la presión de muchos pies al pasar en una sola fila varias veces al día.

Para la primera ocasión de una reunión mensual con jóvenes estaba pensando cómo se podría describir lo que entendemos por tradición. Por supuesto podría decir que tra-dición significa ‘llegar a través, atravesar, más donar’, el pasar la tradición de una inspiración espiritual o un patrón de comportamiento. Pero eso se siente un poco lejano y frío pues no describe el sentimiento de descubrimiento de que ya pertenecemos a una tradición: ‘existimos’ en esta transmisión continua y hacemos contacto con la profundidad que sentimos que forma parte de ella. La idea de que simplemente escogemos nuestra tradición de lo que está en oferta es superficial y mucho menos interesante. Es un gran alivio saber que ya, desde antes, pertenecemos.

Ver este pequeño sendero que sube la loma, cortado a través del pasto y que ha sido formado por todos nosotros, mes a mes, inconsciente y fielmente, fue un alivio. Espero que nunca acotemos este pequeño sendero formalizándolo con gravilla, aunque pueda volverse resbaloso cuando llueve y en ocasiones regresamos con terrones pegados a los zapatos que nos ensucian la casa. Así es como pueden evolucionar las tradiciones.

Conforme platicaba con la gente joven que se encontraba en nuestra reunión intercontinental, fui cayendo en la cuenta que una necesidad esencial de nuestra época fragmentada es la de pertenecer, encontrarnos unidos en senderos que heredamos, pero que también ayudamos a mantener y formar. Uno es el sendero común de nuestra práctica espiritual que conlleva un profundo auto desarrollo. Otro es el sendero de involucrarnos y entender las culturas de los otros. Y aun otro más es proteger nuestra casa común y tener un sentido del deber de cuidar de nuestra casa común y desarrollar un cuidado, expresado con compasión, para aquellos que la Biblia llama ‘anawim’, los pobres, oprimidos y marginados. Y también existe otro más que es la pobreza de espíritu que abrazamos en la meditación. Los términos importantes en el pensamiento religioso tienen siempre dos caras: pensemos en ‘jihad’ que puede ser tomado para referirse solamente al conflicto externo, sin embargo, su significado más profundo es interior: el sentido de auto control.

Si un sendero se forma por caminarlo continuamente, los pies que lo caminan van conformando dos lados de manera natural. Una tradición se forma también a través del equilibrio del significado interior y exterior. Entonces el camino angosto y estrecho se transforma en una gran tradición. Se vuelve nuestra cuando reconocemos que pertenecemos a ella a la vez que ayudamos a hacerla.

Entonces lo que encontramos al pasar día con día por el mismo sendero nunca pierde su frescura ni deja de deleitarnos. La cantata de Bach que escucho cada mañana, si tengo tiempo; la historia del evangelio de hoy. El amor de María se derrama silenciosamente mientras unge los pies de Jesús con perfume de mucho precio. El nardo alivia el estrés y la ansiedad. Conforme ella frota los pies de Jesús con el perfume, sus lágrimas caen y las seca con su pelo. Es la descripción física más íntima que nos ha llegado de Jesús a través de la tradición, por el sendero en que él se volvió y que aun caminamos.

‘Y la casa se llenó con la fragancia del perfume’ (Jn 12:3). No solamente la casa, sino el tiempo.

Traducción WCCM México

 

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