7 de octubre 2012

Del libro de John Main OSB, “The Wholeness of God,” MOMENT OF CHRIST (New York: Continuum, 1998), p.83-85. ("La plenitud de Dios")

Como todos sabemos por nuestra propia triste experiencia, nos distraemos muy fácilmente. El amor de Dios se nos da a cada uno gratuitamente, generosa y universalmente. El amor de Dios fluye en nuestro corazón como un gran río. Pero, como Marta en el evangelio, estamos muy ocupados en tantas otras cosas.

 

Tenemos que aprender, y es absolutamente necesario, que solo una cosa es importante, porque solo una cosa lo es. Todos nosotros debemos pues atender nuestra falta de disciplina. Tenemos que aquietar nuestra incansable mente divagadora. Esta es una de las grandes lecciones de humildad que aprendemos al darnos cuenta que llegamos a la sabiduría y a la quietud, y pasamos mas allá de las distracciones solo por la gracia de Dios.

Su oración es un regalo para nosotros y todo lo que tenemos que hacer es estar dispuestos a lo infinito de Dios - y eso sucede cuando estamos en silencio -.
Es como si el misterio de Dios fuera un diamante multifacético. Cuando hablamos o pensamos en Dios, estamos refiriéndonos a una u otra faceta, pero en el silencio - es decir, en su presencia - respondemos al misterio que llamamos Dios en su totalidad...

La maravilla de esto es que nuestra totalidad responde enteramente al misterio de Dios. No es solo nuestro intelecto, nuestras emociones o nuestra parte "religiosa" o "secular". Todo lo que somos responde a todo lo que es... Eso es la experiencia de la oración cristiana.

La gente pregunta en ocasiones "¿Cómo es la experiencia de la oración?" con ello quieren decir "¿Qué pasa? ¿A qué se parece?" Es como silencio. Y en el silencio - paz. En el silencio - presencia. Y silencio más profundo. El camino a este silencio requiere una gran paciencia, una gran fidelidad y en nuestra tradición de meditación, que aprendamos a decir nuestro mantra. Como dijo Juan Casiano, el mantra contiene todo lo que la mente humana puede expresar y todo lo que el corazón puede sentir.

Esa pequeña palabra nos lleva al silencio que es el silencio de la energía creadora. El tiempo que tarde no debe importarnos. "...para el Señor mil años son como un día..." Lo único que importa es que estamos en el camino.

Después de la meditación, tomado de THE CLOUD OF UNKNOWING (La Nube del No Saber, London: Penguin, 1978), págs. 198-199.

Así te digo que es bueno, en su tiempo, dejar tus ejercicios intelectuales a un lado, y aprender a probar algo del amor de Dios en tu propia experiencia espiritual... vas a descansar en la desnuda consciencia de tu ser, aún ofreciendo tu mismo ser a Dios como la más grande ofrenda que puedes hacer.

Pero asegúrate... que esté desnudo, o te estarás engañando... tus facultades deben dejar a un lado el placer natural que tienen en el conocimiento... Es un hecho que no puedes probar o experimentar a Dios espiritualmente más que por la Gracia...

Por tanto te suplico que busques experiencia más que conocimiento, el conocimiento te puede confundir a través del orgullo, mientras que la humilde y amorosa experiencia no miente.

Traducido por Enrique Lavin