14 de octubre 2012
Laurence Freeman OSB, “A Theology of Experience” tomado del libro MONASTERY WITHOUT WALLS: The Spiritual Letters of John Main (Norwich: Canterbury Press, 2006), p. 232-3.
John Main solía contar la respuesta a una plática sobre oración que había dado en un monasterio trapense en Irlanda. El abad le había hecho una petición repentina para que diera una conferencia de una hora sobre oración contemplativa, y le llevó al interior de una iglesia con dos filas calladas de monjes encapuchados. Habló desde su corazón sobre la meditación. Cuando terminó la conferencia, los monjes salieron en silencio, pero, al final de la cola, uno de los monjes mayores se acercó y le susurró al oído ¿Cuál era el mantra? El padre John le dijo “Maranatha.” El hombre mayor lo ponderó por unos momentos y dijo, “¿Sabe? He estado esperando cuarenta años para escuchar esto.”
Para aquellos que le escucharon pasar la tradición de la meditación cristiana, la presencia y autoridad de John Main pudo significar un cambio en sus vidas. Sus palabras eran una poderosa reafirmación de una antigua enseñanza traída viva a nuestros tiempos de una manera fresca y retadora… Para él, el medio de comunicación no era esencialmente una personalidad humana, sino el Espíritu Santo, igualmente presente tanto en el disertante como en el que escucha y en la Palabra viva que los conecta. Habló y escribió con la autoridad del que ha sido llevado directamente al corazón vivo de la tradición y se la ha apropiado personalmente, sin embargo, era la tradición viva, no solo su experiencia privada, lo que quería comunicar.
“En tu propia experiencia” es una frase que se encuentra frecuentemente en San Pablo y que John Main utilizaba seguido en su enseñanza, tanto escrita como oral. Tenía confianza en que la enseñanza misma haría el trabajo de persuadir a través de la experiencia. El Buda transmitía su darma con su propia autoridad, pero le pedía a sus discípulos que probaran por ellos mismos. Igualmente la enseñanza cristiana insiste en la fe que se desarrolla en conocimiento (gnosis). Juan Casiano decía experientia magistra (‘la experiencia es la maestra’) expresando una profunda verdad cristiana: Cristo es la enseñanza y el maestro, y si podemos cumplir fielmente con las condiciones espirituales probadas por el tiempo – silencio, quietud y simplicidad - seremos dirigidos hacia el entendimiento experimental de esta unidad. Así que, como diría John Main, la primera tarea del maestro humano es “salir tan pronto como sea posible” y dirigir a las personas a ver a Cristo como el “maestro”.
Hay un fuerte énfasis sobre la experiencia en la enseñanza de John Main. La meditación, para él es un camino de experiencia, no de creencia solamente. Esto se entiende solamente en la experiencia contemplativa. No desarrolló una teología sistemática o una enseñanza que dependiera de tener algo nuevo que decir siempre. Su imaginación e inteligencia lo habrían llevado a seguir ese camino, pero fue de hecho, su propia experiencia – basada en su meditación diaria - la que fue tan real que no le dejó olvidar su propio descubrimiento de que la oración cristiana es de conocimiento participativo, no de pensamiento: “Pensando nunca Le conocerás, sólo por Amor” (La Nube del No Saber).
Después de la Meditación: un extracto del mensaje del Arzobispo Rowan Williams en el Sínodo de Obispos en Roma, Octubre 10, 2012.
El texto completo en inglés se encuentra en: www.archbishopofcanterbury.org.
“Estoy convencido de que el potencial de la meditación para introducir a los jóvenes a las profundidades de nuestra fe es enorme. Y para aquellos que se han alejado de la práctica regular de la fe sacramental, los ritmos y las prácticas de la meditación son muchas veces el camino de regreso a este corazón y hogar sacramental. Lo que reconocen las personas de cualquier edad es la posibilidad, simplemente, de vivir más humanamente, con menos compulsividad consumista, vivir con la expectativa de aprender y sobre todo, vivir con la conciencia de que hay una alegría sólida y durable por descubrir en las disciplinas del desapego, que es muy diferente de la gratificación inmediata de este o aquel impulso del momento”.
Traducido por Enrique Lavin