Viernes de la 1ª semana de Cuaresma 2013
Como podemos ver en la historia de Marta y María en el Evangelio de Lucas, el estrés no es un fenómeno moderno. Es inherente a la psicología humana el hecho de que hay momentos en que sentimos que no podemos, que algo nos sobrepasa. La vida nos pide demasiado, nos sentimos aislados y desesperados.
El estrés es relativo, por supuesto. Algo que es estrés para una persona, para otra es diversión. Tal vez por causa de la adrenalina, o la necesidad natural de sobrepasar sus limitaciones, un deportista o una mujer de negocios gozan poniéndose en situaciones estresantes. Otras personas buscan una vida tranquila sin sobresaltos y se adecuan al confort dentro de sus capacidades conocidas.
La creatividad raramente fluye sin un cierto nivel de estrés. El exceso de estrés, sin embargo, sofoca al espíritu. No es solamente una cuestión de temperamento. La fuerza interior de la psiquis tiene sus altibajos y lo que podemos tolerar un día, nos sobrepasa en el próximo.
Cuando se vive la vida de forma muy rápida y furiosa, a menudo faltan los elementos necesarios que son: el buen juicio y el amor propio. “Primero debo conocerme a mí mismo para que pueda conocerte” era una oración de San Agustín – un santo algo estresado y administrador, según se puede leer en sus severos escritos. Todos necesitamos saber cuándo el estrés está llegando a la zona roja; cuándo necesitamos recurrir a otros para apoyo; cuándo necesitamos parar.
¿De dónde viene este autoconocimiento y autocontrol? La presión arterial y otros indicadores pueden ayudar. Algunas técnicas y programas pueden ser útiles. Pero el auto-conocimiento surge de un nivel intuitivo de consciencia. Todos lo tenemos, pero no todos han abierto el acceso al mismo. La paradoja es que la sabiduría espontánea y natural que nos permite transformar siempre esas fuerzas internas y externas, es fruto de la disciplina. Mucho del estilo moderno de vida genera el mal estrés. Muy pocos de nuestros hábitos personales o culturales están disciplinados.
En tanto pensemos que la meditación es primariamente una técnica para reducir el estrés, conseguiremos resultados limitados. Los mayores y profundos cambios llegan cuando la entendemos como una disciplina.
traducido por Martha Geymayr