Lunes de la 2ª semana de Cuaresma 2013

Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir.   Lucas 6:37

La primer etapa de dar (una de nuestras prácticas de Cuaresma) es dejar de tomar las cosas – o al menos de darlas por hecho. Suele sorprenderme cuando me doy cuenta de lo mucho que doy por hecho; lo mucho que me beneficio de la generosidad de otros sin sentir la gratitud sincera que surge de la sorpresa y un sentido de nuestro propio poco valor (no en auto-negación). Cuando eso sucede, se siente una gran medida de gratitud. Entonces, después de agradecer esto o el otro, nos sentimos llenos de un simple agradecimiento por lo que es – que es en realidad un estado de consciencia pura, una prueba de oración pura.

Es mejor estar convencido de nuestro ‘valor’ a través de recibir la generosidad de otros que sentir que tenemos el derecho de recibirla. Pero el ego nos engaña la mayoría de las veces. Así que vamos caminando a través de la vida diaria con un muy bajo nivel de consciencia sobre nuestra verdadera relación con los otros y con una humidad ligeramente hipócrita.

Las palabras de Jesús arriba nos hacen negar esa opción de autoengaño.  Las implementamos al meditar y en las otras maneras en que, apoyados en la meditacion, quitamos la atención de nosotros y la ponemos en otros. Hay que notar el tono - no un tono moralista: haz esto o lo otro. Sino un tono de revelación: así es como es, y si puedes ver lo que hay aquí, puedes ver cómo esto sigue a lo otro.

El mensaje de hoy acerca de dar, expresa francamente el elemento de autointerés que nos atrae. Si eres alguien que da es más fácil que recibas regalos. Esto lo vemos en la vida diaria, en el mediano y largo plazo, al menos. Pero más allá del autointerés que hay, en esta enseñanza vemos un atisbo del horizonte de la naturaleza de la realidad absoluta. Al principio parece un poco como un spray nebuloso y radiante. Al acercarnos, la gran catarata del amor creador emerge, siempre fluyendo en la misma dirección, es decir hacia la Trinidad.

Traducido por Enrique Lavin

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