Miércoles de la 3ª semana de Cuaresma 2013

El espíritu humano anhela respirar el aire de la libertad. Nos apenamos bajo las imposiciones y restricciones que nos llegan de personas o instituciones, de los padres, faraones o presidentes. Defendemos nuestras clásicas  libertades con gran retórica. Bombardeamos, torturamos y mentimos en defensa de la libertad.

Para muchos de nosotros hoy - especialmente para los Católicos Romanos, en las desprolijas candilejas del momento - las instituciones religiosas y sus líderes han fracasado en comprender y testimoniar el significado esencial de la libertad. Sin esa comprensión, no existe un testimonio genuino, solo una postura pía y pomposa. 

¿Cómo, por ejemplo, podemos proclamar y defender la libertad mientras negamos una discusión abierta sobre los temas sobre los que la mayoría de nosotros estamos hablando todos los días? ¿Cómo no podemos reconocer que una genuina igualdad en áreas como las de género, orientación sexual y estatus en las instituciones son aspectos innegociables de la libertad?

Las instituciones religiosas o políticas nos desilusionan y nos causan enojo con sus poderosas estructuras infranqueables y su alegre suposición de su derecho a gobernar. Por eso nos distanciamos de ellas. Pero luego nos encontramos solos. La libertad no puede ser defendida ni disfrutada individualmente. Necesitamos una comunidad y la comunidad necesita una organización, como lo entendía San Benito. Espiritualmente hablando, nuestras crisis contemporáneas dejan a muchas personas en la calle y forman tribus nómadas. Y algunos, desde luego, corren de vuelta a las instituciones fallidas doblegando su libertad a cambio de seguridad. 

Las historias cristianas nos nutren y enseñan diariamente durante la Cuaresma ayudándonos a retornar al mito del desierto. Nos preguntan: ¿has encontrado ya tu desierto? ¿Has aceptado el mismo como tu lugar de aprendizaje? ¿Conoces las disciplinas que aseguran la supervivencia en el desierto? ¿Has aprendido a vagar libremente por él reconociendo las sendas que se formaron por las diferentes direcciones que has tomado? 

¿Tu meditación te ha enseñado ya que la libertad no es solamente un derecho que ejercemos? Es un territorio por sí mismo. Un ecosistema por sí mismo. Donde está el espíritu está la libertad.

Traducido por Marta Geymayr
 

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