Miércoles de la 4ª semana de Cuaresma
Cuando el mirlo se perdió de vista
señaló el límite
de un círculo entre otros muchos.
(Wallace Steves, Thirteen Ways of Looking at a Blackbird)
Hay muchas maneras de mirar las cosas. En el poema de Wallace Stevens, el versículo anterior es la novena manera que había encontrado de mirar un mirlo.
La poesía a menudo nos lleva a un nuevo nivel de despertar llamando nuestra atención sobre algo tan obvio que no podemos entender por qué no lo habíamos visto antes. Pero cuando tratamos de poner esta nueva percepción en nuestras propias palabras nos encontramos con clichés que suenan muy chatos.
Las percepciones se dan e interpretan en el paquete en el cual vienen. La verdad se personifica siempre, por mucho que tratemos de hacerla abstracta y de ponerla con un alfiler como una mariposa muerta en una caja de exhibición de "verdades eternas". La verdad es tan concreta y temporal como nosotros -, pero también vive en la trascendencia que nos hace plenamente vivos, completamente despiertos.
¿Qué describe aquí Stevens? Tal vez el sentido de un residuo o un resto de experiencia que permanece después que el evento principal ha pasado. El mirlo ya desapareció de la vista, pero la persona que está mirando se queda con un sentido vivo del círculo que había trazado en su vuelo. Una presencia en la ausencia, en el vacío hay un borde invisible. Pero también existe la conciencia de que sea uno de los muchos círculos que estaban en el aire y todavía están allí.
Esta sensibilidad de la percepción no es esotérica. Simplemente, no siempre se despierta. La meditación despierta la percepción y la perspicacia en la vida ordinaria. Nos da la sensación de que no todo lo que está presente es siempre visible y también que existe la visión de las cosas invisibles que llamamos fe.
Otra consecuencia sutil de esta percepción despierta es una experiencia de la belleza. Si tenemos suerte, el proceso de refinación y humildad de la Cuaresma, dado el tiempo de reflexión que necesita, ya debería haber producido algunas de ellas.
Traducido por Mónica Thompson