Sábado de la 4ª semana de Cuaresma 2013
La angustia de la pérdida de hoy puede convertirse en la alegría de la liberación de mañana. No entendemos muy bien la naturaleza del apego que causó el dolor cuando nos llega la separación o la pérdida, sino hasta que la operación ha terminado y el trauma disminuye.
Una de dos. O respiramos un suspiro de alivio cuando nos damos cuenta que hemos sido liberados - de una adicción o una ilusión compulsiva, por ejemplo - o vemos que lo que hemos perdido se ha convertido en una auténtica experiencia de muerte que nos arrastra a una vorágine de rendirse a algo más vasto de lo que podemos controlar. Si hemos perdido algo sin lo cual estamos mejor, tomamos la vida de nuevo rápidamente con renovado entusiasmo. Teníamos tantos activos atados en una mala inversión, pero ahora son líquidos otra vez y puede ser invertido en la vida con beneficios mucho mejores que antes.
Hay dolor y punzadas periódicas de arrepentimiento. Al igual que los hebreos en el desierto que regularmente se rebelaban en contra de su liberación de Egipto y sólo podían pensar “¡en el pescado que comíamos gratis en Egipto, los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y el ajo! Aquí nos vamos desgastando, despojados de todo, no hay nada más que el maná para que lo miremos”. ¡Oh no, no ese maná sobrenatural de nuevo! Ninguna adicción termina al instante. No hay encierro que termine en el momento en que la puerta se abre.
Sin embargo, las pérdidas más profundas de la vida son diferentes. La diferencia se pone de manifiesto cuando se debilitan nuestros apegos, y en su lugar un vacío oscuro se abre a nuestro alrededor. La primera es como ir al dentista. Lo olvidamos cuando termina. Sin embargo, esta es una cirugía mayor con anestesia fuerte que nos deja aturdidos. Hay tantas cosas nuevas y no deseadas que no nos dejan otra opción más que aceptarlas e integrarlas.
Ver la distinción entre estos dos tipos de pérdida nos hace vivir más sabiamente. La percepción necesaria se obtiene a través de las pequeñas pérdidas a las que libremente nos sometemos al lidiar con las distracciones durante la meditación.
Traducido por Sofía Cosp