Jueves de la 5ª semana de Cuaresma 2013

La vida viene en muchas formas y tamaños desde direcciones inesperadas. Es irreprimible. La negación de la vida, sin embargo, también abunda. La negación con frecuencia comienza con miedo, porque la vida presagia cambios y por lo tanto exige que nos adaptemos. Si esta exigencia nos asusta demasiado, intentamos disminuir el potencial de la nueva vida y limitar su energía para poder controlarla mejor. No pasará mucho tiempo hasta que hayamos logrado ahogarla del todo. Y entonces nos quejamos porque la vida parece haberse vuelto aburrida o la sentimos poco plena.

Una característica de la vida es el cambio – a esto lo llamamos crecimiento. La vida también se auto-comunica y trae a la conciencia las relaciones que establece. En especial en una cultura como la nuestra, que depende tanto de la realidad virtual para ser estimulada,  hay una pregunta importante para los seres humanos: ¿nos sentimos realmente vivos? ¿Somos conscientes de que el cambio es crecimiento, o lo sentimos como algo que meramente desafía nuestros intentos de estar en control? Como seres-en-relación, ¿vemos estas relaciones como el terreno sagrado de nuestra existencia, o como adjuntos, agregados a la búsqueda de la felicidad que el ego hace en sus propios términos?

Es claro que estas preguntas también puede volverse negadoras-de-vida si nos convierten en demasiado auto-centrados. La vida irradia hacia afuera desde el misterioso centro de su origen. Es con ese centro con el que más necesitamos sentirnos conectados, no con el centro en sombras que es nuestro ego. La meditación mueve el centro en la dirección correcta.

Hace dos días abrimos nuestro nuevo Centro Meditatio en Londres. Es una señal de cambio y de relaciones en expansión, que ha surgido a partir del programa Meditatio en la comunidad, que comenzó hace tres años. Muchas personas vinieron al centro a celebrar su nueva vida y desearle bien. Los comienzos de algo nuevo – bebes, libros o centros – son naturalmente gozosos y pulsan con optimismo y potencial. Nos recuerdan el significado de la vida.

La meditación convierte este tipo de experiencia que es el comienzo de una nueva forma de vida, en algo continuo. Permanece fresco porque aprendemos a estar más vivos día a día, menos asustados por el crecimiento, menos en negación. “He venido para que tengan vida y la tengan en plenitud.” Esto se convierte en una experiencia personal. Se descubre en el camino que es la vida.

Traducido por Maren Torheim

 

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