5 de mayo 2013

Extracto de Laurence Freeman OSB, "The Light of the Self," from LIGHT WITHIN: The Inner Path of Meditation (New York: Crossroad, 1989), pp. 85-87.

 

La meditación pone al descubierto… una verdad dura y esencial […]: si no podemos comunicar nuestro yo verdadero a los otros es porque no hemos hecho todavía contacto con nosotros mismos.

Si nos sentimos aislados de los que nos rodean es porque estamos aislados de nosotros. Solo cuando sabemos quiénes somos y por lo tanto podemos ser quienes somos, nos podemos comunicar con los otros. Conforme meditas, vas entrando en contacto con tu yo real y comunicable. Hacer esto requiere de una cierta cantidad de trabajo real de perseverancia en la meditación.

Perseverar nos hace preguntarnos, “¿Qué es lo que nos bloquea de nuestro yo verdadero?” La meditación nos proporciona una respuesta muy simple. No una fácil, sino una simple. “Nada”. Nada se encuentra entre nosotros y nuestro verdadero yo. Nada excepto la idea falsa de que hay algo entremedio. Esta idea falsa es lo que llamamos el ego.[…]

Cada momento de nuestra meditacion por la mañana y por la tarde vamos desechando otra capa de nuestra auto-conciencia. Primero aprendemos a dejar todas las ideas atrás. Luego, en la siguiente etapa nos separamos de la imaginación, y aprendemos a dejar las imágenes atrás. Cuando hemos hecho eso, somos simplemente nosotros, sin capas y desnudos. Esto es lo que Jesús llama “pobreza de espíritu”.

Es una pobreza de espíritu muy bella. Es un camino que nos nutre al seguirlo. Si hay veces en que se pone difícil, eso no impide que sea feliz, bello y lleno de paz. Es una gran pobreza porque nos deja libres para ver la luz de nuestro yo verdadero y saber que somos esa luz. El mantra nos lleva a través de las capas de pensamiento, lenguaje e imaginación a la luz pura de la consciencia plena.

El mantra es muy simple… el mantra es simplemente el punto focal que nos lleva al centro donde la luz de nuestro verdadero yo brilla. Conforme continúas meditando, no vas a sentir que esto sucede durante el tiempo de la meditación; no te preocupes y no esperes que suceda nada… [pero] si perseveras, entonces tu vida misma va a reflejar profundamente esa luz interior… y sabrás que la luz está allí, en todo…

 

Después de la meditación: “When I Am Among Trees,” – “Cuando estoy entre árboles”- Mary Oliver, THIRST (Boston: Beacon Press, 2006), p. 4.

Cuando estoy entre los árboles

especialmente los sauces y las acacias,

igualmente las bayas, los robles y los pinos,

reflejan tanta alegría,

diría que también me salvan, y a diario

estoy tan lejos de la esperanza de mí mismo,

en la que tengo bondad y discernimiento

y nunca me apuro a través del mundo

pero camino despacio y hago reverencias seguido.

Alrededor mío las hojas de los árboles se mueven

y llaman, “quédate”

la luz fluye de sus ramas.

Y vuelven a llamar, “es simple”, dicen.

Y tú también estás en el mundo para hacer esto,

ir despreocupado, ser llenado de luz y brillar”

 

traducido por Enrique Lavin