2 de setiembre 2013

Extracto de FIRST SIGHT. The experience of faith. Por Laurence Freeman  (Londres: Continuum, 2011) págs. 7-8

La cristiandad se ha embarcado en un proyecto radical: la recuperación y actualización de la dimensión contemplativa en todos los aspectos de la vida - diálogo con los mundos seculares y científicos y con otras religiones, y también, en casa, en su teología, moralidad, oración, adoración y acción social. Si la Iglesia falla en el trabajo de espiritualización o cede a la tentación de regresar al mundo nostálgico de supuestas certezas, como les gustaría a algunos, será imposible adaptarse a un mundo secular y ser lo que está llamada a ser. Hoy en día la identidad misma de la cristiandad — la recepción y comunicación que vienen a la humanidad a través de Jesús — está en juego. Un corolario de esta identidad es su relación con las identidades de otras religiones y la necesidad de poder jugar en equipo con otras formas de fe al responder a la crisis global.

A menos que sea contemplativa, la iglesia fracasa en ser contemporánea. Su “catolicidad” — esto es, su universalidad — se contrae. Como se contrae a su casi extinción, se marchita hasta convertirse en un mero culto. No es, sin embargo, el tamaño de la congregación lo más importante, sino la calidad de la mente despierta en aquellos que van a la iglesia o no van a la iglesia convencionalmente, pero viven la fe cristiana de otras formas (…) El mundo necesita contemplativos con mentes valerosas de cualquier forma de fe — Budistas, Hinduistas, Judíos o Musulmanes. Cada religión enfrenta sus retos particulares para recuperar y reconectar con su base espiritual.

La cristiandad necesita contemplativos cristianos, viniendo desde la experiencia de su centro y llevando la palabra de un evangelio unificador a un mundo herido cercano a la autodestrucción. Las misiones son un elemento de los discípulos cristianos — ir por el mundo hablando de la experiencia de la fe. Donde la fe es fuerte, la conversión no es el objetivo de las misiones. Este es el trabajo del Espíritu, no un proyecto humano. Así que la misión del cristiano contemporáneo es esencialmente contemplativa y llevará al diálogo más que a reclutar ovejas. Los contemplativos están hechos de la experiencia que se maneja con la fe pura. Por eso necesitamos entender lo que significa la fe. Esto puede requerir que muchos cristianos necesiten pasar por una desprogramación de su entrenamiento religioso anterior. Deben permitirse a sí mismos ser convertidos.

 

Después de la meditación: de Ken Wilber, THE MARRIAGE OF SENSE AND SOUL: INTEGRATING SCIENCE AND RELIGION  (New York: Random House,1998) págs. 173-174

En el Oeste, desde Kant… la religión… ha caído en tiempos difíciles. Sostengo que esto ha pasado porque ha intentando hacer con el ojo de la mente lo que se puede hacer solo con el ojo de la contemplación. Porque la mente no puede entregar bienes metafísicos, y sin embargo mantuvo en voz alta que sí podía, alguien estaba obligado a reclamar y pedir evidencia. Kant hizo esta demanda y la metafísica se colapsó — y justamente así, en su forma típica.

Ni el empirismo sensorial, ni la razón pura, ni la razón práctica... ni alguna combinación de ellos puede asomarse al ámbito del Espíritu… (Pero) la religión (puede) recuperar su propia justificación, que no es sensorial o mítica o mental sino contemplativa. El gran mensaje secreto de los místicos experimentales en todo el mundo es que, con el ojo de la contemplación, el Espíritu puede ser visto. Con el ojo de la contemplación, Dios puede ser visto. Con el ojo de la contemplación, el interior grandioso aparece poco a poco.   

Traducción: Guillermo Lagos