29 de diciembre 2013
Extracto del Mensaje de Navidad del padre Laurence a los Miembros del Grupo Semanal de Meditación por Internet, Diciembre 1997.
Como no tenemos un acta de nacimiento de Jesus, ¿Cuál es la razón de celebrar su cumpleaños es esta época del año tal y como los cristianos lo vienen haciendo dese cuando menos, el siglo cuarto?
Lo más seguro es que esté ligado con la fiesta pagana del re-nacimiento del Sol. El 21 de diciembre es el dia más corto del año, un recordatorio, al menos en el hemisferio norte, de la brevedad de la vida. Es el último suspiro del viejo sol. Pero a la muerte sigue el nacimiento, como siempre, pues la vida no es vencida por la muerte ni negada por ella. La vida es una suma total de todos los ciclos de nacimiento y muerte a través de los cuales, como individuales tanto como cosmos pasamos hasta el fin del tiempo.
Todo esto se volvió muy real para mí cuando estaba visitando New Grange, al norte de Dublín, que es un entierro neolítico de hace cinco mil años, construido un milenio antes de que Abraham dejara Ur de Caldea por la tierra prometida. Tiene muchas bellezas y misterios. Tal vez el secreto de su significado sea la pequeña apertura arriba de la puerta que permite la entrada de los primeros rayos del recién nacido sol de diciembre 21 a la cámara mortuoria. El resto del año está en la oscuridad, sin embargo ese dia recibe la luz por un espacio de cerca de diecisiete minutos. Mientras estaba ahí, (deseando que fuera diciembre 21) alguien apagó la luz y estuvimos en la oscuridad más profunda que puedo recordar. Me sorprendió la calidad del ambiente, ni era frio ni asustaba, más bien había una paz llena de contento o tal vez como de una matriz. Las personas que construyeron esto y colocaron aquí a sus muertos sabían sobre la resurrección.
Al celebrar Navidad y el aniversario de John Main, tan cerca una fecha de la otra, estos símbolos aparecen en mi mente. La luz de Navidad es la primera luz de la resurrección. Resume toda su brillantez, la muerte y la vida, la alegría y la tristeza, nuestros seres queridos cerca de nosotros y los que están lejos. Cada vez que meditamos nos unimos en esta luz, que ahora brilla no en ciclos, sino continuamente en nuestro más profundo centro.
Después de la Meditación: Pseudo-Macario, Fifteenth Homily, 38, THE ROOTS OF CHRISTIAN MYSTICISM, Olivier Clement (London: New City Press, 1995), p. 268.
Así como incontables velas se prenden de una sola flama, los cuerpos de los miembros de Cristo serán lo que Cristo es…Nuestra naturaleza humana se transforma en la totalidad de Dios; se vuelve totalmente fuego y luz.
Traducción Enrique Lavin
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