23 de febrero 2014

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

Un extracto de “Dearest Friends,” carta de Laurence Freeman OSB, Christian Mediation Newsletter, Vol. 35, No. 1, April, 2011.
 
Hoy en dia, el ritmo, la incertidumbre y la gran interconectividad de los puntos críticos globales – desde comida, tierra, agua hasta biodiversidad o sistemas financieros – nos enfrenta con la necesidad de lo que Simone Weill llamó “una nueva santidad”, tan necesaria para el mundo como “la necesidad que un pueblo contagiado por la plaga tiene de doctores”. Ella creía que “es casi el equivalente de una nueva revelación del universo y del destino humano. Es la exposición de una gran porción de verdad y belleza hasta ahora escondidas bajo una gruesa capa de polvo.”
 
Su utilización de la palabra santidad puede incomodar a muchos ahora. Sin embargo muestra como las palabras familiares de nuestro viejo vocabulario – cubierto por polvo desde hace mucho – se pueden rehabilitar, recargándose con su poder original para romper los obstáculos de nuestra mente y abrir nuevos caminos de percepción. Su “nueva santidad” es la integración de una visión explicita dentro de las políticas y acciones – la universalidad y la inclusividad del mundo y todos sus habitantes, es nueva y a la vez ha estado presente desde hace mucho, tratando de aparecer: No hay algo como judío o griego, esclavo u hombre libre, hombre o mujer: pues todos son una persona en Cristo Jesús (Gal 3:28)
 
Esta visión característicamente Paulina reúne lo social y lo místico en la misma olla. Como Jesús mismo, socava todas las estructuras de poder por las que las distinciones entre los pueblos se ven elevadas a un nivel absoluto – los sistemas de castas, clases, religiones, económicos o culturales en los que vivimos localmente. Confronta los entornos seguros de lo local con las visiones difíciles y alarmantes de lo global donde los horizontes se colapsan hacia dentro. Conforme caen, lo universal emerge – siempre más como una manera de percibir que como un objeto de percepción. […] 
 
Encontrarnos con el Cristo resucitado, el Cristo cósmico es estar “en Cristo”, como podemos ver en los relatos de la resurrección, él no puede ser tomado como un objeto o simplemente mirado. Tan pronto como tratamos de hacer esto, desaparece. Necesita ser visto y solo puede serlo desde ese nivel de consciencia que la frase “en Cristo” trata de describir. Es más sencillo describir los efectos de esta experiencia que la manera en que sucede. Así que Pablo, que conoció de primera mano la experiencia y por su propia boca nos cuenta como se vio transformado por ella, nos dice que “si alguien está en Cristo, la nueva creación ha llegado. Lo viejo se ha ido y lo nuevo está aquí,” (2 Cor 5:17)
 
La resurrección nos regresa a este mundo de una nueva manera, con una visión renovada y comprensiva. La nueva creación es una manera de vivir en el mundo, libre de viejas compulsiones, desde adicciones hasta violencia como maneras de resolver conflictos y libre también de los patrones repetitivos de opresión y explotación que han culminado en nuestra crisis actual.
 
El reto para un cristiano actual es que el identificar nuestra crisis con el misterio cristiano no significa que resolveremos el problema bautizando a todo el mundo. […] El significado de misión ha cambiado para el cristiano moderno por la manera que los caminos de nuestro mundo han cambiado igual que su dirección. Quienquiera que tome parte en resolver una crisis emerge de ella cambiado. La identidad cristiana también evoluciona – se ve enriquecida y elevada de hecho – cuando arriesgamos nuestra fe en un encuentro real con los problemas del mundo. Permanecer arriba del ruido, juzgando desde una posición de superioridad es terminar con una mentalidad cerrada, fundamentalista y excluyente que eventualmente destruye la fe al erosionar la compasión. Creer en una nueva creación más que en otra creación, sin embargo, significa que podemos ayudar a inclinar la crisis colectiva hacia la esperanza y el cambio positivos en vez de hacia la desesperación y la catástrofe. 
 
Después de la meditación: “One Song” de THE SOUL OF RUMI: A New Collection of Ecstatic Poems (New York, HarperCollins, 2001), p, 47.
 
UNA CANCION
Lo que es alabado es uno, así que la alabanza es una también
Muchas vasijas vaciadas en una más grande. 
Todas las religiones, todos los cantos, un canto.
Las diferencias solamente son ilusión y vanidad. La luz del Sol
Se ve ligeramente diferente en este muro
Que lo que se ve en el otro y mucho más diferente
En este otro, pero
Sigue siendo una sola luz. Hemos pedido prestadas estas ropas
Estas personalidades en el tiempo y en el espacio,
De una luz, y cuando alabamos, las vertemos de regreso.
 
NOTA ESPECIAL: Cualquier sugerencia de material para la sección que continúa después de las lecturas del Padre John o del Padre Laurence será bienvenida y compilada y enviada a Carla Cooper (cmcooper@gvtc.com) para usarla en un futuro. Mil Gracias.
 
Traducción de Enrique Lavin – enriquelavin@mail.com