Sábado de la 2ª semana de cuaresma, 22 de marzo 2014
'Oh feliz culpa - feliz culpa la de Adán', esto cantaremos en la obscuridad de la noche del Sábado Santo. O, como Juliana de Norwich lo dice, 'el pecado es necesario', significando que el mismo es útil. Hasta que podamos comprender lo que eso significa, permaneceremos encerrados en la trampa auto-referencial del pecado, el ciclo estéril del ego en el cual todo suceso se socava a sí mismo y nos negamos la simple meta de la felicidad que buscamos. Pero, una vez que vemos el significado de nuestras tristes limitaciones, la toma de consciencia comienza a expandirse desde el centro cuya existencia ignorábamos hasta ese momento. La pared de ladrillos se convierte como la plataforma 93/4. Para llegar allí tenemos que correr directamente hacia la pared entre las plataformas 9 y 10.
John Main dice que este es el 'riesgo involucrado en todo amor' porque nosotros tenemos que arriesgarnos, no solamente nuestra seguridad y felicidad, sino nuestra existencia completa 'sin una pre-empaquetada garantía de que el otro va a aparecer'. Paradójicamente, es en ese momento que nosotros podemos amarnos a nosotros mismos con madurez. Hasta este punto solamente estamos buscando satisfacernos a través de la satisfacción de esperanzas y deseos. Desde ese momento - despiertos por el feliz descubrimiento del 'pecado' - descubrimos que el amor a uno mismo es más que esto. Se refiere al hallazgo de que así como el mundo es más de lo que aparece, lo mismo sucede con nosotros.
Laurence Freeman OSB
Traducción: Marta Geymayr