23 de marzo 2014
En extracto de John Main OSB, “The Glory of Christ” en WORD MADE FLESH (Norwich: Canterbury Press, 2009), pags. 22-23
Para los grandes maestros de la fe, en las cartas del Nuevo Testamento, Pablo, Pedro y Juan, el poder de Jesús es su “gloria” y es vista nada menos que como la luz que brilla en todo el universo. Aun más extraordinario es que también brilla en nuestros corazones. Es la conciencia pura. Es al amor absoluto. Es Dios. La meditación es el camino a la más profunda apertura a este poder, luz, y gloria que somos capaces en esta vida. Pero cualquiera que este interesado en la meditación debe entender desde el principio que una vez que este poder empieza a abrirse camino y su luz empieza a brillar intensamente en nuestros corazones, nos transforma. Una vez que esta transformación se inicia no hay vuelta para atrás, nos cambia para siempre (……) Podríamos decir que la gloria de Jesús es el resultado de su receptividad pura y su apertura total al amor de Dios. (…..) Esta apertura radical y simple requiere disciplina y fidelidad: la clase de disciplina fiel que practicamos todos los días al regresar a nuestra palabra.
En la fidelidad aprendemos fe. Aprendemos a ir a la oscuridad, ese gran espacio dela conciencia que se encuentra más allá de la pequeña isla iluminada por nuestro ego. Aprendemos a ir a ese silencio en donde no hay sonido e ir más y más profundo hacia el silencio del misterio de Dios. En la meditación adquirimos el valor de lanzarnos a lo profundo. De esas profundidades viene el poder y la gloria de la resurrección. Aquí está la nueva vida dada a Jesús por Dios que lo pone en el aura divina de la gloria para toda la eternidad. Su nueva vida, gloria y poder---palabras todas que luchan por expresar las dimensiones de amor ---son nuestras. El misterio que renueva nuestro asidero a la vida una vez que entramos en él, es que nosotros, gente común y corriente, seremos transformados en Cristo.
Despues de la meditación “Candlemas” por Denise Levertov en THE STREAM AND THE SAPPHIERE: Selected poems on Religious Themes (New York: New Directions, 1977), p. 11
El día de la Candelaria
Con certeza
Simeón abrió
Brazos antiguos
La luz infantil.
Décadas
Antes de la cruz, la tumba
Y la vida nueva,
Que profundidad
De fe saco,
Virando iluminado
Hacia la profundidad de la noche.
Traducción Guillermo Lagos
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