Martes de la 3er. semana de cuaresma, 25 de marzo 2014
Esta es la Fiesta de la Anunciación, que nos recuerda que mientras nos preparamos para la Pascua faltan exactamente nueve meses para la Navidad. Así es la vida, llena de textos paralelos y significados superpuestos. Nos enfocamos en una cosa pero antes de que pase mucho tiempo otra cosa nos está tirando de la manga para ser atendida.
El hecho crucial es darse cuenta de los hilos conductores entre todos los hechos recurrentes. De hecho, podemos saber el significado que los une si prestamos una completa atención a cada uno de ellos en su propio tiempo. La Anunciación, por ejemplo. El Ángel vino a decirle a María que concebiría y daría a luz un hijo. Ella estaba temerosa y confusa, pero dijo ' que así sea'. En una bella pintura de esta icónica escena, en Florencia, el pintor Pontorno nos presenta a María subiendo escaleras. No sentada y leyendo, como habitualmente se la ve. El Ángel está detrás de ella y el crujir de su vaporoso ropaje o las alas fluorescentes deben haber llamado su atención porque ella gira para mirarle. Todavía no había recibido el mensaje. A menos que sea el mensaje y su respuesta, todo en el mismo instante de atención. Lo que entreteje todas las historias es el momento en el que se relacionan y al cual se refiere.
Por lo tanto, si al final del día no has estado en el momento presente el tiempo suficiente para ver un ángel en la escalera opuesta, o saliendo de un elevador que estabas esperando, o sentado en el asiento trasero del auto a tu lado esperando las luces del semáforo, tú no has vivido el día de hoy.
Laurence Freeman OSB
Traducción: Marta Geymayr