Viernes de la 3er. semana de cuaresma, 28 de marzo 2014
La mayoría del mundo recela acerca del por qué los políticos buscan el poder. A la mayoría de la gente le parece que sus líderes no buscan liderarlos para servirlos sino para gozar del poder y sus posesiones. Es extraordinario lo lejos que irán estos adictos al poder para adquirirlo o mantenerlo. Familia, salud, relaciones personales, amigos, todo puede ser sacrificado a cambio de la sensación de estar al mando y tocar el violín que hace bailar a los otros – por supuesto, para su propio bien.
La tensión entre Jesús y aquellos que tenían poder sobre él – religioso y político - es la vieja tensión entre aquellos que se aferran al poder y aquellos que renuncian al mismo. Sólo cuando se renuncia al poder se hace claro cómo es el verdadero poder y qué significado tiene. Pero antes de renunciar a él, el poder luce como el deseo básico de controlar o explotar las cosas o a la gente. Pero cuando nos sacudimos el poder de las manos podemos verlo como un medio de servir y ayudar a los otros. Al igual que el dinero, el poder esencialmente sólo está seguro cuando se lo regala. No necesitas ser un político de nivel mundial para entender la atracción fatal que el poder puede tener. Cuando cerca nuestro hay alguien más vulnerable que nosotros, el poder es una tentación que requiere autocontrol para poder resistir.
Laurence Freeman
Traducción: Javier Cosp