30 de marzo 2014

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

“El Poder de la Atención”, tomado del libro THE SELFLESS SELF (Londres: DLT, 1989), pp. 31-35. Laurence Freeman OSB
 
Siempre ha habido un gran peligro, el mismo peligro que existe para nosotros hoy en día especialmente en nuestra sociedad auto-consciente y narcisista, de confundir la introversión, la auto-fijación y el auto-análisis con la verdadera interioridad. 
 

 

El predominio de las heridas psicológicas y la alienación social exacerban este peligro al pedir un trato gentil y compasivo para tratar con ello…
Ser verdaderamente interior es lo completamente opuesto a ser introvertido. Al darnos cuenta de la presencia que mora dentro de nosotros, nuestra conciencia se convierte y dejamos de mirarnos a nosotros mismos, anticipando o recordando sentimientos, reacciones, deseos, ideas, sueños. Nos volcamos hacia otra cosa. Y eso es siempre un problema para nosotros.
Pensamos que sería más fácil obviar la introspección si supiéramos hacia dónde deberíamos dirigirnos. Si tan solo tuviéramos un objeto fijo al que mirar… Si pudiéramos representar a Dios con una imagen…
Pero el caso es que el verdadero Dios no puede ser jamás representado con una imagen. Una imagen de Dios sería tan solo dios. Hacer una imagen de Dios es hacer meramente una imagen restaurada de nosotros mismos. Ser verdaderamente interior, abrir el ojo del corazón, significa vivir dentro de la visión sin imagen que es la fe, y esa es la visión que nos permite “ver a Dios.”
En la fe, la atención está controlada por un nuevo Espíritu, no por los espíritus del materialismo, de la búsqueda de nosotros mismos o de la autopreservación, sino por el ethos de la fe que es por naturaleza, desprendimiento. Es abandonarse siempre, renunciando continuamente a los premios de la renunciación, que son inmensos y por lo tanto necesarios para ser retribuidos con ellos…
Podemos verlo simplemente  al recordar aquellos momentos o fases en la vida donde experimentamos un mayor grado de paz, satisfacción y gozo y reconocemos que esos fueron los mejores tiempos, no aquellos tiempos en que nada poseíamos sino aquellos tiempos cuando nos perdíamos  a nosotros en algo o alguien. El pasaporte al reino requiere la marca de la pobreza...
Sin embargo, aprender a estar centrados en algo más allá de nosotros mismos es una disciplina, es un discipulado, eso significa una ascesis. No hay nada más difícil que aprender a quitar la atención de nosotros mismos… somos propensos a dejar que nuestra atención vague, de volver hacia la auto-conciencia, hacia la auto-infatuación y la distracción.
Hay una simple verdad a descubrir. Cuando la atención está concentrada en Dios, con la visión de la fe, todo nos revela a Dios.
 
Después de la Meditación: “The Beginning of Wisdom,”  poema no publicado aun por Linda Richardson, artista y voluntaria en hospicios, Cambridge, UK.
 
El inicio de la Sabiduría
 
Después de sacarlo del misterio,
De haberlo nombrado y clavado a la pared
De nuestras instituciones,
Después de buscar el infinito,
Cuantificarlo, analizarlo y grabarlo en
Acres de árbol muerto,
Después de desvestir la fe
De cada hilacha de incertidumbre,
Diciendo que la naturaleza salvaje solo a nosotros pertenece 
Parece que nuestras escapadas
En que sentimos su aliento en el cuello
El ancho y largo de la admiración y respeto
La profundidad y altura de la paz,
El escalofrío vestigial nos estremece la columna,
Y vemos toda la riqueza de nuestra mente
Volar en un lento arco
Mientras caemos con los brazos abiertos
En el Gran Abismo.
 
Traducción Enrique Lavin