Viernes de la 5ª semana de cuaresma, 11 de abril 2014

Desenmascarar la negación es una de las cosas más difíciles que tenemos que hacer en el camino espiritual. Cuando sucede a menudo es debido a un doloroso accidente - algo va mal, nos decepciona o cambia nuestros planes. Por un momento dulce pero amargo vemos cómo nos estábamos bloqueando la verdad obvia sobre una situación, relación u opinión. El engaño se desenmascara y nos quedamos frente a la cruda realidad, sin excepciones ni ilusiones. 

Pero tan pronto como la vida conceptual comienza de nuevo - tan pronto como empezamos a pensar cómo podemos salir de esta posición - la claridad de la verdad dolorosa se ​​embota. En poco tiempo hemos sustituido la vieja negación de la realidad con una nueva versión que hace que sea más fácil para nosotros vivir con ella. Tal vez por eso algunos días más que otros nos resistimos a la meditación. La meditación, al tiempo que nos enseña el poder de la aceptación y el perdón, es muy intransigente con el autoengaño.

Sin embargo, la negación es una fuerte acción, es como un acto reflejo. Cuando algo malo nos sucede, nuestra primera reacción es 'oh, no'. Y mentalmente empezamos a buscar el botón de rebobinado. Poco a poco, reemplazamos este reflejo con el hábito de la aceptación, y descubrimos cómo podemos envenenar la medicina, o hacer regresión en el crecimiento.
 

Laurence Freeman OSB

Traducción: Marina Müller

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