Jueves Santo, 17 de abril 2014

Ya no los llamo servidores. Los llamo amigos porque he compartido con ustedes todo lo que aprendí de mi Padre.

El regalo de sí mismo en la comida ritual es esencialmente el mismo que la ofrenda que hace con su muerte en la Cruz. El contexto de la comida es comunal e íntimo, una ocasión familiar. Solo quienes sienten que son sus discípulos querrían compartir esta comida – aunque él difícilmente se la negaría a una persona hambrienta que estuviera ahí por casualidad. En el Calvario el mismo regalo de sí mismo se expande a proporciones globales e incluso cósmicas. La Cruz es una ampliación de la última Cena, pero ambas son esencial y auténticamente personales. No pensamos en la intimidad como algo que ocurre a escala cósmica, pero en este caso deberíamos intentar imaginarlo. El sentido completo depende de este regalo de sí mismo como algo sin límites y que rompe todo límite, toda atadura.

El regalo de su amistad redefine la experiencia humana de Dios como algo muy diferente de adoradores de un monarca absoluto o empleados de un magnate. Si una figura poderosa repentinamente te abrazara y te llamara amigo puede ser que te sientas halagado, pero también sospecharías que solamente te está usando. Pero si la persona que hace esto está en su menor momento de poder y abre su intimidad desde este lugar de total vulnerabilidad, la opción de aceptar o evadirlo te define a ti tanto como a él.

Este es un encare psicológico del Jueves Santo. El enfoque místico es más profundo y más verdadero. ¿Cómo puede ser que un ritual y los elementos de una comida repentinamente se conviertan en la energía de la materia espiritualizada que nutre el alma, alimenta el anhelo de amor del corazón y convierte a extraños en comunidad? Nadie tiene que probar esto – excepto en el campo de su experiencia. La realidad de la Eucaristía arrasa con las racionalizaciones intelectuales y las regulaciones legales en la catarata de gratitud que se libera en aquellos que simplemente comparten el pan y el vino.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Maren Thoreim

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