2 de junio 2014
Extracto de “Dearest Friends” , Una carta de Laurence Freeman OSB, Christian Meditation Newsletter, vol 35, No 1, Abril 2011
Hoy en día, el ritmo, la incertidumbre, y la gran interconectividad de los puntos álgidos globales-desde la comida, el suelo, el agua hasta la biodiversidad y los sistemas financieros- nos confrontan con la necesidad a la que Simone Weil llamó “una nueva santidad” tan necesaria para el mundo actual como una ciudad afectada por una plaga necesita doctores. Ella creía que “es casi equivalente a una nueva revelación del universo y del destino de la humanidad. Es la exposición de una gran parte de verdad y belleza hasta ahora ocultada bajo una gran capa de polvo.
El uso de la palabra santidad puede alejar a muchos en la actualidad. Sin embargo muestra como las palabras familiares de nuestro vocabulario religioso- cubiertas de polvo por un largo tiempo- pueden ser rehabilitadas, recargadas con su poder original… Su “nueva santidad” es la integración explícita de una percepción hacia….la universalidad e inclusión del mundo y todos sus habitantes. Es nueva y sin embarga ha estado presente por un largo tiempo tratando de abrirse camino plenamente: No existe algo como Judío y Griego, esclavo y hombre libre, hombre y mujer, porque todos son una persona en Cristo Jesús (Gal 3:28)
Esta percepción característicamente Paulista pone en la misma hoya lo místico y lo social. Como Jesús mismo, debilita todas las estructuras de poder por medio de las cuales las distinciones entre las personas se elevan a un nivel absoluto- la casta, la clase, religiones, sistemas culturales o económicos en los que vivimos localmente. Confronta la seguridad de lo local con pertubadoras e intoxicantes vistas de lo global donde los horizontes se colapsan hacia el interior. Como van cayendo, emerge lo universal- siempre más como una forma de percepción que como un objeto de percepción. (…)
Conocer al Cristo resucitado, cósmico es estar “en Cristo”, como puede ver de las historias de la resurrección, él no puede ser comprendido como un objeto o simplemente mirado. Tan pronto como tratamos de hacer esto él desaparece. Él tiene que ser visto y nosotros solo lo podemos ver desde ese nivel de la conciencia que la frase “en Cristo” trata de describir. Es más fácil describir los efectos de esta experiencia que el como sucede. Así, Pablo que conocía la experiencia de primera mano y fue, de acuerdo a su testimonio, transformado por ella, nos dice que: “ Si alguien está en Cristo la nueva creación ha llegado. Lo viejo se ha ido y lo nuevo está aquí” (2 Cor 5:17)
La resurrección nos trae de regreso al mundo con una nueva forma con una visión y entendimiento renovados. La nueva creación es una forma de vida en el mundo, liberados de las viejas compulsiones, de las adicciones a la violencia como una forma de resolver los conflictos y de los patrones repetidos de opresión y explotación que han culminado en nuestra crisis presente.
El reto para el Cristiano contemporáneo consiste en que identificar nuestra crisis con el misterio Cristiano no significa que la solución al problema sea bautizar a todo el mundo (…) El significado de misión para el Cristiano moderno ha cambiado porque los caminos del mundo y la dirección a la que se dirige han cambiado. Quien tome parte en la resolución de una crisis emerge de ella cambiado. La identidad Cristiana también evoluciona- de hecho es enriquecida y elevada- cuando arriesgamos nuestra fe en un encuentro real con los problemas del mundo. El estar por encima de la lucha, juzgando desde un punto de vista de superioridad es acabar con una mentalidad de fortaleza, un fundamentalismo y exclusivismo que eventualmente destruyen la fe porque erosionan la compasión. Creer en una nueva creación en lugar de otra creación, sin embargo, significa que podemos inclinar la crisis colectiva hacia la esperanza y el cambio positivo en lugar de hacia la desesperación y la catástrofe.
Después de la meditació: Rumi. “Four Words for What We Want”, in THE SOUL OF RUMI: A new collection of Ecstatic Poems, tr. Coleman, Banks (New York: Harper Collins, 2002) p 51
FOUR WORDS FOR WHAT WE WANT
Un hombre da una moneda para ser gastada entre cuatro personas
El Persa dice: “Yo quiero
agur. El Árabe dice ”inab, mocoso”. El Turco,
“Uzumi” El Girego,
“Cállense todos. Tendremos istafil”. Empiezan
a empujarse todos, y después a
golpearse con los puños, sin detenerse. Si un
maestro políglota hubiera estado ahí
él podría haber hecho las paces diciéndoles,
Yo puedo darles a cada uno las uvas que quieren
Con esta moneda. Confien en mí. Cállense, y sus cuatro
Enemigos estarán de acuerdo.
Yo también conozco un significado interno silencioso que hace sus cuatro palabras un solo vino
Traducción GUillermo Lagos
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