2º domingo de Adviento 2014

2º domingo de Adviento

Juan el Bautista, protagonista del evangelio de hoy, fue un profeta. Él vio y se indignó por la injusticia, la corrupción y la falta de autenticidad que vio en las instituciones de su tiempo. Él fue al desierto para lamentarse y decir la verdad y la gente se volcó de la ciudad al desierto para escucharlo. Ellos se sintieron tocados en el corazón por su veracidad y le preguntaron qué debían hacer.

Su autoridad se basaba en su humildad. No buscó celebridad, pero anunció que él era sólo un precursor de un profeta más grande que bautizaría directamente, interiormente, con el Espíritu Santo.

Necesitamos este espíritu de profecía - decir la verdad y claridad de la visión - incluso en las interacciones personales de nuestras vidas. En nuestro trabajo y responsabilidades sociales este espíritu tiene una expresión diferente; pero incluso en los encuentros ordinarios de la vida diaria tenemos que estar basados en el valor de decir la verdad y la pasión por la visión clara.

Sorprendentemente, esta valentía no surge de nuestra propia fuerza de voluntad o del heroísmo, sino de nuestro centrarnos en el otro y en la humildad, que es el auto-conocimiento integrado y verdadero. 

Muy a menudo nuestras relaciones personales y sociales se rigen por el miedo. Nuestro egocentrismo esconde una profunda inseguridad. Algunas personas encuentran pretextos mejor que otras. Pero cada vez que nos evadimos del poder de la verdad revelamos nuestro propio miedo a la exposición.

En la meditación nos volvemos plenamente verdaderos. La influencia del amor que liberamos en el trabajo de atención erosiona el miedo. Nos liberamos y nos encontramos con la valentía de hablar, pensar y relacionarnos con los demás como seres libres. 

Esto, y no el predecir el futuro, es el significado más profundo de la profecía. Es la libertad de la humildad.

“Alguien me está siguiendo, alguien que es más poderoso que yo, y yo no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias”.

Laurence Freeman OSB

Traducción Marina Müller

 

 

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