30 de noviembre 2014
De Laurence Freeman OSB, “Mensaje de Adviento: Semana 1”, publicado 12.2011
En las últimas semanas he estado viajando por Sudamérica y Asia y he visto los varios efectos de la crisis financiera mundial. En retrospectiva es obvio que entramos como sonámbulos a la crisis, permitiendo la oscilación entre avaricia y miedo que controla el mercado e induce a un ensueño. La burbuja se rompió. Llegó la realidad. Y el despertar ha sido duro; y, como de costumbre en asuntos financieros, más duro para aquellos que tienen menos y son más vulnerables.
En la vida personal con frecuencia también nos tambaleamos de estar sonámbulos a un tosco despertar. ¿Existe alguna manera en que podamos mantenernos despiertos? ¿Podemos evitar los extremos que nos provocan tanta confusión y sufrimiento?...... La Meditación- mañana y noche- es el mejor antídoto conocido por la humanidad para mantenernos despiertos, con la mente clara acerca de las ilusiones que nos tientan y los miedos que nos controlan. Y para mantenernos en sintonía con la belleza y frescura de la realidad que cada día nos invita a estar más despiertos, más reales. Sabemos cuándo estamos despiertos porque nos mantenemos con el mismo espíritu calmado entre todas las distintas actividades y sensaciones.
Si tu meditación se ha vuelto irregular o más perezosa recientemente, piensa en este tiempo de entrenamiento de Adviento como una oportunidad de re empezar de nuevo tu práctica. Y una buena forma de practicar la lectura espiritual sería el memorizar estas palabras del Evangelio (De este primer domingo de adviento) y permitir el aclarar la mente en momentos de estrés diarios, mañana, tarde y noche: “Estén despiertos, porque ustedes no saben cunado el señor de la casa vendrá, al anochecer, o a la media noche o en la mañana. Y lo que les digo a ustedes se lo digo a todos (Marcos 13:34)
Después de la Meditación, “Thirst,” by Mary Oliver in THIRST (Boston: Beacon, 2006) pág. 69
Otra mañana u despierto sediento
Porque bondad no tengo. Salgo caminando
Del estanque y todo el camino, Dios nos
Ha dado lecciones tan bellas. O Señor,
Nunca fui un buen estudiante pero hosco me hundí
En mis libros pasada la hora y la campana; Concédeme,
En tu misericordia, un poco más de tiempo.
El amor por la Tierra y el amor por ti están teniendo una larga conversación en mi corazón.
Quién sabe que pase al final o a donde seré enviado, sin embargo ya he
Regalado muchas cosas, esperando que me digan que no debo empacar
cosa alguna, a excepción de la oración que, con esta sed, estoy aprendiendo
poco a poco.
Traducción: Guillermo Lagos