16 de noviembre 2014
Un extracto de John Main OSB, "The Unreality of Fear," THE HEART OF CREATION (New York: Continuum. 1998), pp. 24-25.
La diferencia entre nuestro estado de mente cuando estamos enamorados con cuando estamos en un estado de miedo o aislamiento, es algo que todos conocemos. El amor evoca un espíritu de alegría en la vida; evoca su variedad, su calidad inesperada, su color. Y mientras más generosamente permitimos a este espíritu de amor expandirse dentro de nosotros, nos volvemos más centrados en el otro; más encontramos nuestra perfección en el otro, nuestra plenitud en el otro. Es en esta experiencia que dejamos ir nuestra auto consciencia y descubrimos nuestra consciencia real…De este encuentro surge la energía creativa que nos hace posible trabajar desinteresadamente y amorosamente.
Al leer los evangelios vemos que tenemos una opción. Una alternativa entre amor o miedo. El miedo es destructivo y corrosivo, ya sea miedo a la enfermedad, guerra o hambruna o miedo a los dioses sobrenaturales, crueles y vengativos dioses que debemos aplacar con rituales compulsivos. La diferencia entre un mundo civilizado y un mundo bárbaro es que el barbarismo se nutre del miedo. La civilización se nutre del amor que da a luz al vigor, a la energía, a la vitalidad, a la creatividad. La energía bárbara es negativa; su impulso principal es destructivo y su arte principal es la guerra. El arte principal de la vida cristiana es la paz.
Nuestro compromiso con la meditación es nuestra apertura a la paz del amor que redime de Dios, nuestra total aceptación de él, el abandono de nuestra propia fijación y nuestro compromiso de darnos a nosotros mismos. Mientras decimos nuestro mantra no podemos estar pensando en nosotros, y es precisamente la auto obsesión la que nos lleva a la fantasía. Así que cuando encontramos que hemos dejado de repetir el mantra, que nuestra mente divaga, simplemente regresamos a repetirlo, y de esa manera regresamos a la realidad, regresamos a la presencia de Dios en nuestro corazón. En otras palabras, regresamos a una fe que nos empuja más allá de nosotros, hacia Dios. Todos sabemos que esta auto trascendencia es nuestra salvación. Fundamentalmente, sabemos que debemos ir a encontrarnos en el silencio de nuestro corazón. La alternativa es…ilusión.
La raíz de la fantasía es que trata de alejarnos de los miedos y ansiedades que sentimos creando una realidad alterna. Pero lo que sucede es que el miedo se profundiza más…la raíz de los evangelios es que la única raíz es expulsar al miedo, desenraizarlo de forma de entrar más y más profundamente en un corazón intrépido y valiente donde encontramos lo más profundo del amor.
Después de la meditación: de Agustin de Hipo, Sermons, 23, 7 noted in THE ROOTS OF CHRISTIAN MYSTICISM, Olivier Clement (New York: New City, 2008), p. 249.
El miedo es un sufrimiento que oprime, pero mira a la inmensidad del Amor.