Miércoles de la 4ª semana de cuaresma 2015. 18 de marzo

Juan 5: 17-30: Yo no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado

Los amigos son personas que están allí para nosotros cuando los necesitamos. Muchas veces no sabemos quiénes entre nuestros conocidos son los verdaderos amigos hasta que las circunstancias lo revelan. La gente en que pensábamos que podíamos confiar convenientemente no están disponibles o se sientan en la cerca cuando necesitamos gente a nuestro lado. Otros, los que no habíamos apreciado antes, muestran una inesperada profundidad de amor y coraje.

Este ser-ahí para la amistad no sólo se aplica en momentos en que los acontecimientos externos nos abruman y nos sentimos impotentes y solos.

Los amigos también, en ocasiones, pueden salvarnos de nosotros mismos. Nuestras altas y bajas en las presiones internas nos amenazan con una implosión personal. Un amigo nos conoce lo suficientemente bien como para reconocer esto y no se aleja, incluso cuando los empujamos lejos. Ellos esperan y no se ofenden. (El amor es sufrido, es benigno). Si no llegamos a un amigo que sufre en este tipo de aislamiento, incluso cuando rechazan nuestra oferta de ayuda, fallamos a nosotros mismos, a nuestro amigo y a la propia amistad.

La amistad, como la relación que Jesús describe de sí mismo que tiene con su "Padre" es como la nube digital. Todo lo de aquí abajo se almacena allí arriba, no geográficamente, pero accesible desde cualquier punto físico y en cada momento. Ambos amigos están allí juntos en la nube. Pero también son personas, que viven la amistad en todas las circunstancias cambiantes de la vida.

Tal vez esto ayude a entender por qué la forma en que esta relación con el Padre se describe suena tan profundamente íntima y mucho más allá de nuestro alcance. En ciertas dimensiones de la conciencia nos encontramos en lo que la física llama un "horizonte de eventos". Como observadores, sentimos que es todo oscuro y distante; nos sentimos que estamos viajando a un punto de no retorno. Pero si dejamos de tratar de observar, de repente nos sentimos como en casa y en paz como nunca antes.

Tenemos que entrenarnos para este despertar. El tema de la Cuaresma es la formación para volvernos más conscientes y alertas en la vida ordinaria, por lo que experimentamos lo extraordinaria que es. Esta es otra forma de ver cómo la meditación es el significado espiritual de la Cuaresma.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Marina Müller

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