Sábado de la 4ª semana de cuaresma 2015. 21 de marzo

Juan 4: 40-53: Así se produjo una división entre la gente a causa de él

Tú sólo tienes que ser verdadero para causar problemas. Es un tipo diferente de problemas cuando eres falso. Tienes que decidir qué tipo de elemento perturbador serás. Tal vez la mayoría de la gente quiere evitar causar ningún problema porque están asustados de un contragolpe; pero al final todos tenemos que decidir. ¿Vamos a decir la verdad, vivir la verdad o escondernos detrás de lugares comunes y verdades a medias?

Problema significa conflicto y el conflicto significa división. División significa con frecuencia violencia. Un nivel elevado de conciencia puede evitar esta secuencia de desarrollo y nos permitirá hacer la decisión correcta para ser sinceros, incluso cuando esto conlleva un alto costo. `La verdad os hará libres´.

Cuando los meditadores experimentan esta liberación gradual del temor y de la evasión,  más fácilmente salen a la luz pública a decir lo que realmente quieren decir. Y ellos están al lado de los necesitados en lugar de simplemente al lado de los que serán los probables ganadores en un conflicto.

Al principio esto es incómodo, como salir en el frío invierno de una casa caliente. Es posible que estés bien abrigado, pero el frío todavía parece colarse por los huecos o para atacar tus dientes mientras caminas resoplando con la boca abierta. Pero entonces, después de un tiempo, tu caminar en el aire frío produce calor y el frío en sí se convierte en un estimulante. Te estás amigando con el invierno y estás sorprendido por tu capacidad de recuperación.

En las misteriosas paradojas de la realidad, a menudo puede ocurrir que las divisiones son necesarias para crear la curación y una unión más fuerte. Rompemos el pan con el fin de compartir y ser llevados a la unidad.

El misterio aquí es el de la separación, que es necesario que nosotros nos conozcamos a nosotros mismos antes de que nosotros mismos podamos darnos a otro, darnos a Dios. Lo sabemos porque somos como Dios y Dios sabe cómo los próximos días nos lo recordarán.

Laurence Freeman OSB

Traducción: Marina Müller

 

Categorías: