Miércoles de la 5ª semana de cuaresma 2015. 25 de marzo
Fiesta de la Anunciación
Lucas 1:26-38: María dijo, “He aquí, soy la sierva del Señor. Hágase en mí según tu palabra.”
Hay ciertas escenas de nuestras vidas, grabadas en nuestra imaginación, que nunca vamos a olvidar a menos que olvidemos nuestro propio nombre. Los recuerdos personales son selectivos pero retienen parte del sentimiento original de ciertos momentos especiales, tanto si fueron marcados por el sufrimiento o por la alegría. A medida que pasa el tiempo se desvanece el impacto emocional inmediato pero permanece un depósito radiante de verdad y misterio, no importa demasiado si la experiencia fue alegre o angustiante, de pérdida o descubrimiento, de dolor o de placer.
También hay ciertas escenas como las de la Anunciación en el Evangelio de Lucas que quedaron grabadas a fuego por sí solas dentro de la imaginación colectiva de la Fe. Éstas se convirtieron en la máxima expresión del significado, moneda corriente que todos identifican como el significado de la Encarnación. En la era de la Cristiandad – cuando la religión cristiana y la cultura estuvieron integradas, lo que ahora ha terminado – estas escenas fueron representadas y comentadas una y otra vez. Camina a través de cualquier galería de arte renacentista.
Hoy, en la Anunciación, Jesús comienza. La Palabra se hace carne. Pero permanece en el misterio secreto del vientre. ¿Cuándo una mujer está segura de estar embarazada? ¿Cómo sabe cualquiera de nosotros cuando algo que todavía no sucedió está creciendo en nosotros? Lo que vemos en la historia de hoy es simplemente el gran “Fiat”, el “hágase”, el gran “SI” que lo dejó comenzar. Cuando ocurre la concepción, no sabemos aún la forma que tomará el futuro. En el momento presente (en Dios), la concepción es ahora.
El momento de la Anunciación es ahora para todos nosotros. La meditación es nuestro “SI”.
Laurence Freeman OSB
Traducción: Ana Silva