Lunes de Semana Santa

PHOTO: LAURENCE FREEMAN

Jn 12-1-11: Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis.

 

Es así cómo Jesús lleva a nuestro rostro el significado de desperdiciar el ungüento precioso. Es bochornoso. ¿Que podría valer más en su escala de valores que cuidar de los pobres? ¿Cómo puede colocarse él mismo y este gesto simbólico y vano por encima de ese valor?

¿No está abriendo la puerta a todos los abusos de sus enseñanzas que a lo largo de la historia se han llevado en su nombre: la tortura de los herejes, las cruzadas, las luchas de poder de la iglesia, la elevación de las leyes humanas por encima de las de Dios, la excomunión pronunciada con una sonrisa en los labios? Y, quizás aun peor, ¿la dilución del evangelio en una ceremonia de té, la domesticación de los sacramentos en ceremonias civiles, el uso de la comunidad para preservar el sistema de clases, la Cristiandad reducida a un arreglo floral?

Sus sorprendentes palabras revelan que nos estamos embarcando, en estos días de Semana Santa, en algo más allá de cualquier valor calculable que o no tiene sentido o que es la única fuente de valor real. No podemos convertir la Pasión de Jesús en un tópico o lugar común. Nos queda demasiado cerca para ignorarla. O nos reconstruye o nos destruye. Quizás, año a año, según entramos en este laberinto simbólico avanzamos un poco para acabar retirándonos. Pero poco a poco avanzamos gradualmente sobre lo alcanzado el año anterior.

Tal y como ocurre en la meditación. Es un viaje que hacemos progresivamente, integrando todo lo que hemos aprendido antes de volver a soltar amarras y dejarnos llevar a la siguiente fase. El mundo al que nos lleva la experiencia de Jesús es un mundo en el que los pobres son enriquecidos y los ricos descubren la libertad que da la pobreza, una pobreza que representa la capacidad para todo. Y todo aquí quiere decir una absoluta ausencia de posesividad. Como testimonio notable nos encontramos al Papa cortando el pelo, duchando, ofreciendo sacos de dormir, y tours del Vaticano a los vagabundos sin hogar. Toda una señal.

Por “experiencia de Jesús” queremos decir dos cosas. La experiencia que Jesús tuvo personalmente. Y nuestra experiencia de su experiencia. En estos días llegamos a aprender, perturbadora y maravillosamente, qué quiere decir la palabra “Cristiano”. Pero, como dijo Rumi, varias palabras aún quedan sin ser dichas, pero ya ha pasado la estación; lo que se omitió en la noche yo lo completaré mañana.

Laurence Freeman OSB

Traducción John Siska

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