13 de septiembre 2015
Un extracto de “Queridos Amigos”, Laurence Freeman OSB en el boletín de la Comunidad Mundial de la Meditación Cristiana, vol. 32, No 3, Sept. 2008, pág. 4
Cuando la fuerza de la fe se libera en la persona humana la impulsa a experimentar la realidad más allá de las palabras, imágenes, e ideas. Entonces descubrimos que los filtros de las metáforas, sin importar cuan útiles y necesarios sean, se pueden encontrar en un nivel, pero también pueden (y deben) ser desactivados para que crezca la fe. Como todas las universalidades humanas, crecemos en la fe o la fe se marchita y muere. La fe contiene el deseo humano de ver la realidad como es. “Hermanos y hermanas” dijo San Juan, “No sabemos cómo seremos pero sepan que cuando Cristo aparezca seremos como él porque lo veremos como realmente es. Como es puro, todos los que hayan abrazado esta esperanza se harán puros así mismos.
Ver a Dios es volverse como Dios. Pureza es la condición de esta visión. En la mayor parte de la religión, donde la fe es restringida a creencias o rituales, pureza significa acumular sobre los filtros, añadiendo a las capas intermedias. Sin embargo, en el centro de cada religión se encuentra el conocimiento místico imposible de erradicar que afirma que la última pureza es una visión 20-20 de la realidad, sin filtros y sin metáforas de por medio…. Ver la realidad como es….es el mayor acto de fe. (Vemos que) nuestros apegos a creencias y rituales de nuestra tradición (más que las creencias y rituales en sí mismos) se han convertido en una seguridad falsa. (Vemos que) muchas gentes profundamente religiosas sienten una aversión o antipatía a la meditación porque parece (y además lo es) que socava las fronteras seguras que protegen nuestra visión del mundo y nuestro sentido de ser superiormente diferentes de otros. El camino de la fe no está en la adherencia a toda prueba a un punto de vista. La fe es un viaje transformador que demanda que nos movamos en, a través y más allá nuestros marcos de referencia de creencias y observaciones externas-no rechazándolas o traicionándolas- pero no siendo atrapados por sus formas. El viaje demanda que el proceso de cambio se despliegue y nuestra perspectiva de la verdad y nuestra fe se amplíen constantemente.
Después de la Meditación: “Who Said this?” por Mary Oliver en RED BRID ( Boston: Beacon, 2008), pág. 58
Algo susurró algo
Que ni siquiera era una palabra.
Era más bien como un silencio
Que no era entendible.
Estaba parado
A la orilla del estanque.
Nada vivo, lo que llamamos vivo,
Estaba a la vista.
Y sin embargo, entró en mí,
En mi cuerpo-vida.
Con tanta felicidad.
Y no había nada ahí
Sino agua, el cielo y la yerba.