22 de Noviembre de 2015

Un Extracto de John Main, OSB, “The Way of Peace” en The hunger for depth and meaning (Singapore: Medio Media, 2007) págs. 192-3


La paz que queremos ver en el mundo no es algo que se pueda imponer por la fuerza. Puedes obligar a una persona a que baje su arma, si tienes un arma más grande, pero no puedes obligar a alguien a ser pacífico. Nosotros mismos no podemos conocer la paz si no ejercitamos esta misma docilidad, esta misma paz…

Lo único que puede crear paz en nuestro mundo es la paz que encontramos, conocemos y experimentamos en los corazones humanos. Esta paz, una vez que la reconocemos como los cimientos y la base de nuestro ser, es invencible. Es más fuerte que cualquier violencia y más fuerte que cualquier miedo porque es creativa. Es paciente, sabe cómo sufrir, mientras que la violencia es impaciente y destructiva.

Estas verdades las debemos conocer a través de nuestra propia experiencia personal. No podremos encontrar paz dentro nuestro si ejercemos cualquier tipo de violencia en contra nuestro. No huimos de nuestros miedos, de nuestro auto-rechazo, de nuestra represión, de nuestras inseguridades, mediante ningún tipo de violencia.

Llegamos a la plenitud de la vida a través de beber en abundancia de la fuente de la vida. Esta fuente la encontramos brotando en nuestros corazones.

En la visión Cristiana, paz no es solo un estado del ser. Es una persona. “Paz es mi regalo para ustedes,” dijo Jesús…. “Les he dicho todo esto para que en mí, ustedes encuentren paz.”

La meditación es nuestro camino a la paz. Un compromiso con el silencio es el primer paso a encontrar la paz de Cristo.

Después de la meditación: un extracto de “The Divine Image”, por William Blake. Dominio público.

La Misericordia tiene un corazón Humano, 

la piedad rostro humano, 

la Paz divina forma humana, 

y viste el Amor un traje humano.
 

Luego al rezar los hombres en todo el mundo, 

dirigen sus ruegos en su dolor 

a la divina forma humana: la compasión, 

la piedad, la paz y el amor.
 

Y han de amar todos la forma humana 

en el pagano, el turco o el judío: 

donde moran la compasión, la piedad 

la paz y el amor, allí mora también Dios.

 

Traducción: Guillermo Lagos