24 de enero 2016
Extracto de John Main OSB, “The Wholeness of God”, MOMENT OF CHRIST (New York: Continuum, 1998) págs. 83-85
El amor de Dios nos es dado a cada uno libre, generosa y universalmente. Pero al igual que Martha en la historia del evangelio, estamos todos muy ocupados con tantas cosas…. ¿Cómo podemos aprender a llevar nuestras mentes errantes e inquietas a la quietud? Es una de las primeras grandes lecciones de humildad cuando nos damos cuenta que llegamos a la sabiduría y la quietud, y pasamos más allá de la distracción, solo a través del don de Dios. Todo lo que tenemos que hacer para experimentar este regalo es disponernos a recibirlo. Hacemos esto a través del silencio, a través de la respuesta humana esencial al misterio de Dios, a la infinidad del silencio de Dios.
La gente pregunta, “¿Cómo es esta experiencia del silencio?” Lo que ellos quieren decir es, “¿Qué es lo que ocurre? ¿A qué se parece?” Es como el silencio. “¿Pero qué ocurre?” En el silencio-paz. En el silencio-presencia. Y silencio más profundo.
El camino a ese silencio requiere mucha paciencia, mucha fidelidad, y requiere que aprendamos a decir nuestro mantra. Como dijo Juan Casiano, el mantra contiene todo lo que la mente humana puede expresar y todo lo que el corazón humano puede sentir. Esta pequeña palabra o frase nos transmite y guía hacia el silencio, que es el silencio de la energía creativa. Cuánto tiempo toma esto no tiene importancia. “Para el Señor mil días son un día”. Lo único que importa es que estamos en el camino.
Después de la Meditación: “Snow Fall,” por May Sarton, Collected Poems: 1930-1993 (Norton, 1992), anotado en el almanaque de invierno, 2.2.2013
Sin viento que sople
gentilmente cae,
cubriendo al mundo
en un ligero y blanco edredón
una ternura nevando.
Cae y cae como el sueño
hasta que los ojos despiertos se pueden cerrar
sobre todo el desperdicio y pérdida,
como la paz que llega y fluye,
un sueño nevado es lo que guardo.
El silencio ocupa el aire
y los cinco sentidos
flotan al caer
hacia algún lado mágico
más allá de la esperanza y la desesperación.
No hay nada que hacer
más que ir a la deriva
en un gran amor
en algo que bendice.
la silenciosa y tierna nieve.
Traducción: Guillermo Lagos