17 de enero 2016

Extracto de Laurence Freeman OSB, “The Idea of Fear” THE SELFLESS SELF (London: Darton, Longman, Todd, 1989) págs. 129-131


Generalmente evadimos el presente, ya sea viviendo en el pasado o creando un mundo de fantasías. Pero cuando estamos meditando, el repetir el mantra cierra esas dos opciones o rutas de escape.  No hay ningún lugar donde ir excepto estar aquí. El mantra apunta en una dirección, hacia el centro. Es un camino angosto, pero es el camino de la verdad. Conforme seguimos el camino del mantra, conforme aprendemos a decirlo con valor y humildad, nos guía por un camino en el que muere dentro de nosotros todo lo que puede detenernos de tener una vida plena. Morimos todos los días en la fe y esta es la preparación suprema para cuando llegue la hora de nuestra muerte. Pero como forma de morir en la fe, esta nos lleva inevitablemente a confrontar dos fuerzas poderosas que debemos estar preparados a enfrentar. Estas son las fuerzas del miedo y el enojo (.)

(Pero) el enojo, y el miedo de donde surge, es todo lo que no es la meditación. El enojo más profundo viene de nuestro miedo más profundo—a la muerte. Pero también viene de toda clase de fuentes secundarias, de todo aquello que conforma nuestra historia psicológica…. Lo que realmente importa es que lo estamos desprendiendo… Lo importante es que el amor activo en decir el mantra expulsa el miedo y el enojo de nuestro corazón. Comenzamos a meditar con una gran ventaja si empezamos con fe porque…. Cristo en el poder del Espíritu está capacitado para liberarnos del miedo (en las palabras de 1Juan: 14-16),

“Dios es amor; la persona que habita en el amor habita en Dios y Dios en esa persona. Esto es para nosotros la perfección del amor, tener confianza en el día del juicio, y esto lo podemos tener, porque aún en este mundo somos como Cristo es. No hay lugar para el miedo en el amor; el amor perfecto destierra el miedo”.

Después de la meditación: “Ohio Sunflowerfield” por Franz Wright en GOD´S SILENCE (New York: Knoph, 2008) pág. 132

Ocultamente,

un minuto

cada uno cree

que la muerte es

un imprevisto

catástrofe

que solo ocurre en otra parte,

a todos los demás,

y al minuto siguiente

un castigo personal

al que él solo es condenado

¿Qué tiene de malo la verdad tan profundamente reconfortante y perfecta?

 

Traducción: Guillermo Lagos