21 de febrero 2016
Extracto de Laurence Freeman OSB, CHRISTIAN MEDITATION: Your Daily Practice (Ottawa: Novalis, 1996) págs. 25-26
Pensando en los sentimientos cultivados en el pasado de remordimiento, nostalgia, melancolía o culpa. Vivir en el futuro puede generar rápidamente ansiedad, miedo y preocupación. La combinación de estados de ánimo que hacen estos sentimientos no conduce a la paz. Entre el pasado y el futuro, que son construcciones de la mente, encontramos el momento presente, el cual es la realidad absoluta. El momento presente- al que entramos en la meditación- es infinitamente pequeño e infinitamente espacioso.
El mantra abre el camino a través de los pensamientos sobre el pasado y el futuro para revelar, en un estado libre de pensamientos, la realidad radiante del aquí y el ahora: el momento de Cristo.
Es solo en el momento presente que podemos encontrar a Dios, “YO SOY”.
Vivir en el momento presente es un arte que se practica en la vida cotidiana. La vida diaria es la mejor escuela de la meditación por esta razón. Nos enseña el error de identificar a Dios con la religión, el templo, la sinagoga, la mezquita, o la iglesia, con el lenguaje piadoso y con el ritual. Dios está en todos lados todo el tiempo- La meditación es la disciplina diaria que nos enseña a ver a Dios aquí y ahora.
La experiencia contemplativa es sencillamente el ser plenamente conscientes del momento presente. No tenemos que dominar técnicas complicadas o teorías para poder meditar. Solo tenemos que estar en casa y despertar.
Después de la meditación: Robert Morgan, “Great Day in the Monrning”, de Terroir (Penguin Poets, 2011), citado en The Writer´s Almanac, Agosto 29, 2011
Mi padre, cuando estaba sorprendido
o repentinamente impresionado, espetaba
“Buen día por la mañana”, como si
hubiera sido golpeado una revelación.
Esta expresión parecía
que reclamaba algún evento importante que aparecía
a mano, si no es que estaba ya aquí;
un día grandioso o una época luminosa
estaba abriendo sus anchas puertas como un mundo
sobre otro que revelaba sus maravillas en
una mañana exultante, siempre nueva,
empezando cuando el ahora se afianzaba.
Traducción: Guillermo Lagos