Domingo de Pascua, 27 de marzo 2016

Vivimos tantos diferentes escenarios del futuro en nuestra atormentada imaginación que es difícil y lleva tiempo para que aún las impresionantemente buenas y transformadoras experiencias de vida hagan efecto en nosotros:


Que la profecía se cumplió.

Que existe un puente que cruza el gran abismo.

Que tenemos un amigo fiel, abocado a ayudarnos a realizar nuestro potencial pleno.

Que estamos libres del miedo que nos mantenía encerrados en los ciclos viejos que no conducen a nada.

Que tenemos a donde ir y estamos alimentados por la esperanza.

Que podemos vivir esta vida desde hoy de una nueva manera.

Que el Señor ha resucitado.

Que es verdad, ¡Aleluya!

 

Traducción: Enrique Lavin

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