20 de marzo 2016
De Laurence Freeman OSB, “The Power of Attention”, THE SELFLESS SELF (London: DLT, 1989), págs. 31-35
Existe un gran miedo, especialmente en nuestra actual sociedad narcisista y auto-consciente, de confundir la introversión, auto-fijación, auto-análisis, con la vida interior verdadera. La gran prevalencia de heridas psicológicas y alienación social exacerba el peligro aun mientras se busca tener tacto y compasión sutil… El ser verdaderamente interior es lo opuesto a ser introvertido. Al estar conscientes de la presencia interior, nuestra conciencia se da la vuelta, se convierte, de tal forma que ya no estamos viéndonos a nosotros mismos, anticipando o recordando sentimientos, reacciones, deseos, ideas, o sueños. Nos estamos volteando hacia algo distinto. Y eso siempre es un problema para nosotros.
Sería más fácil, pensamos, voltearnos de la introspección si supiéramos hacia que nos volteamos. Si tan solo tuviéramos un objeto fijo al que mirar. Si solo Dios pudiera ser representado por una imagen. Pero el Dios verdadero no puede ser representado por una imagen. Las imágenes de Dios son dioses. El hacer una imagen de Dios es simplemente terminar mirando a una imagen reconstruida de nosotros mismos. Ser verdaderamente interiores, abrir el ojo del corazón, significa el vivir con la visión sin imágenes, que es la fe y que es la visión que nos permite “ver a Dios”.
En la fe, la atención es controlada por un nuevo Espíritu, el cual por naturaleza es desposeído…. Podemos tener un vistazo al recordar aquellos momentos o fases de nuestra vida en los que experimentamos los más altos niveles de paz, alegría y plenitud y reconocer que esos fueron momentos, no de poseer algo, sino de en los que nos perdimos en algo o alguien. El pasaporte al reino requiere el sello de la pobreza. (…) Sin embargo no hay nada más difícil que aprender a dejar de poner la atención en nosotros. … Tenemos una tendencia fuerte a dejar nuestra atención distraerse, a volver a la auto-conciencia, la auto-obsesión y distracción. Hay una verdad fundamental que debemos descubrir: cuando la atención está en Dios, con la visión de la fe, todo nos revela a Dios. Cuando la atención está en nosotros, en la imagen ciega del ego, todo es una distracción de Dios.
Parece un reto muy demandante el mantener nuestra atención siempre puesta en la visión de la fe, hasta que nos damos cuenta que para eso precisamente hemos sido creados.
Después de la meditación: THE JOURNALS OF THOMAS MERTON: Volume Five 1963- 1965 (New York: HarperCollins, 1997), pág. 224
4 de abril de 1965. Domingo de la Pasión. Lluvia ligera toda la noche. La necesidad de continuar trabajando en la meditación-ir hasta la raíz. No basta ser simplemente pasivo. Sin embargo, el activismo tampoco funciona. Un tiempo para profundidad sin palabras, para tratar de entender la realidad de mi nada en Dios quién es. Hablar de esto en estos términos es absurdo. Nada que ver con la realidad concreta que debemos comprender. Mi oración es paz y lucha en silencio, el ser consiente y verdadero, más allá de mí mismo. El salir afuera de la puerta mí mismo, no por mi voluntad sino porque soy llamado y debo responder.
Selección: Carla Cooper
Traducción: Guillermo Lagos