9 de octubre 2016
Fragmento de John Main OSB, “Letter Four”, LETTERS FROM THE HEART (New York: Crossroad, 1988), págs. 63-64
[El] compromiso de la fe no es meramente intelectual o dialéctico. No es que decidamos “creer” en las ideas de la tradición Cristiana. Es más como tener el valor y, en un sentido real, la temeridad de abrirnos a lo desconocido, lo inmensurable y verdaderamente misterioso… Al permitirnos “conocer” el misterio, seguimos los preceptos fundamentales del evangelio de volvernos sencillos, como niños, despiertos. Es causa de sorpresa que estas cualidades son olvidadas tan fácilmente por aquellos en la corriente convencional (de la tradición), estas son los principios fundamentales del evangelio. La fe no es un asunto de ejercitar sino de apertura.
Debemos ver la fe como… receptividad, y verlo como algo positivo, creativo, una forma sensible de ser---muy lejos de la pasividad y el quietismo. La efectividad de todo el quehacer depende de la calidad de ser que disfrutamos. El estar abierto implica otras ciertas cualidades: como estar quieto, porque no podemos estar abiertos a lo que está aquí si estamos corriendo siempre detrás de lo que pensamos que está ahí; como estar en silencio, porque no podemos escuchar o recibir a menos que pongamos toda nuestra atención; como ser sencillos, porque a lo que estamos abiertos es a la totalidad, a la integridad de Dios. Esta condición de apertura como una mezcla de quietud, silencio y sencillez como una condición para la oración: nuestra naturaleza en completa armonía con el ser y la naturaleza de Dios. La meditación es nuestra forma de ser plenamente humanos, plenamente vivos.
Después de la meditación, “I thank you God for most this amazing day”, E.E. Cummings, 100 SELECTED POEMS (New York: Grove Press, 1954), pág. 114
Doy gracias a Dios por este día fantástico:
por los verdes espíritus saltarines de los árboles
y un cielo azul de ensueño; y por todo
lo que es natural, lo que es infinito, lo que es sí.
(Yo que estoy vivo hoy otra vez,
y en este día de cumpleaños del sol; este es el cumpleaños
de la vida y del amor y las alas: y de la gran alegría
que acontece en la tierra ilimitada)
¿Como podría el simple ser humano
-levantado del no, de la nada misma–
que toca, oye, ve y respira,
dudar del inimaginable Tú?
(ahora los oídos de mis oídos están despiertos y
ahora los ojos de mis ojos están abiertos)
Selección: Carla Cooper
Traducción: Guillermo Lagos