25 de diciembre 2016

Fragmento del mensaje navideño de Laurence Freeman a todos los miembros del Grupo Semana de Meditación por Internet, Diciembre 1997.


Con toda seguridad (la razón para celebrar el nacimiento de Jesús en esta época del año) está ligado a la fiesta pagana del renacimiento del Sol. El 21 de Diciembre es el día más corto del año, un vívido recordatorio, por lo menos en el hemisferio norte de la brevedad de la vivida. Es el último respiro del sol viejo. Pero el nacimiento sigue a la muerte como lo hace siempre, porque la vida no es vencida por la muerte o aún negada por ella. La vida es la suma total de todos los ciclos de nacimiento y muerte a través de la cual nosotros como individuos y nosotros como el cosmos pasamos por ella hasta el final de los tiempos.

Todo esto se volvió muy gráfico para mi… cuando visité New Grange al norte de Dublín, un cementerio de más de cinco mil años construido un milenio antes de que Abrham partiera de Ur de los Caldeos hacia la tierra prometida. Tiene muchas bellezas y misterios. Tal vez su significado secreto es la pequeña apertura arriba de la puerta que deja entrar a los primeros rayos del sol renacido el 21 de Diciembre que penetren la cámara funeraria. Oscura para el resto del año, se llena con la nueva luz por cerca de diecisiete minutos. Mientras estaba parado en el centro de la cámara (deseando que fuera 21 de Diciembre) alguien apagó la luz y quedamos en la oscuridad más profunda que pueda recordar- Estaba sorprendido por la atmósfera, no estaba fría ni espeluznante, sino lleno de paz y serenidad como el vientre materno. Quien fuera el constructor y enterró ahí a sus muertos sabía de la resurrección.

Al celebrar la Navidad y el aniversario de la muerte del Fr. John Main, tan cerca una de la otra, estos son mis reflexiones: la luz de la Navidad es la primera luz de la Resurrección. Captura toda la radiación, la viva y la muerte, la alegría y la tristeza, aquellas cercanas y las que están lejos. Cada vez que meditamos estamos unidos a esa luz, que ahora brilla no solamente cíclica sino en forma continua en lo más profundo de nuestro centro.

 

Después de la meditación: “Chinook Psalter” en EARTH PRAYERS: 365 Prayers, Poems and Invocations from Around the World, ed. E. Roberts and E. Amidon (New York: HarperOne, 1991), págs. 198-199

Bendición de las galaxias, bendición de las estrellas
Estrellas grandes, estrellas pequeñas, estrellas rojas, estrellas azules.
Bendición de la nebulosa, bendición de supernova
Planetas, asteroides, satélites, cometas.
 
Bendición del sol y la luna, bendición de la tierra,
Océanos, ríos, continentes, montañas, cordilleras
Bendición del viento y las nubes, bendición de la lluvia
Niebla, ventisca, rayo y trueno.
 
Bendición de las plantas verdes, bendición de los bosques:
Cedros, abetos, helechos, arbustos
Bendición de peces y pájaros, bendición de mamíferos:
Salmones, águilas, panteras, y cabras.
 
Que toda la humanidad también ofrezca bendiciones:
Mujeres viejas, mujeres jóvenes, hombres sabios y tontos
Bendición de la juventud, bendición de los niños
Niños grandes y pequeños, niñas grandes y pequeñas.
 
Bendita la sabiduría del santo que está arriba de nosotros;
Bendita la verdad del santo que está debajo de nosotros;
Bendito el amor del santo dentro de nosotros.

 

Selección: Carla Cooper

Traducción: Guillermo Lagos