29 de enero 2017
Fragmento de Laurence Freeman OSB, “Meditation”, JESUS THE TEACHER WITHIN (New York: Contimuum, 2000), págs. 212-213
Cuando nos pide no preocuparnos, Jesús no está negando la realidad de los problemas cotidianos. Lo que nos pide es abandonar la ansiedad, no la realidad. Aprender a no preocuparse es un trabajo difícil…. Sin embargo, a pesar del trastorno por la deficiencia de atención, aun la mente moderna tiene la capacidad natural de estar quieta y trascender sus obsesiones. En la profundidad descubre su propia claridad en donde encuentra paz, libre de la ansiedad. La mayoría de nosotros tenemos una media docena de obsesiones, que como dulces nos gusta saborear constantemente. Nos daría miedo perderlas, Jesús nos reta a ir más allá del miedo del soltar las preocupaciones, el miedo a tener paz. La práctica de la meditación es una forma de llevar a la práctica esta enseñanza; prueba a través de la experiencia que la mente humana puede decidir no preocuparse.
Esto no quiere decir que con facilidad podemos poner la mente en blanco y eliminar los pensamientos por fuerza de la voluntad. En la meditación permanecemos distraídos y sin embargo estamos libres de la distracción. Esto se debe a que –aunque solo mínimo al principio—tenemos la libertad de escoger en donde ponemos la atención. Gradualmente la disciplina de la práctica diaria refuerza esta libertad. Sería infantil imaginar que esto se puede lograr plenamente en poco tiempo. Permanecemos distraídos por mucho tiempo. Al poco tiempo nos acostumbramos a las distracciones como compañeras de viaje en el camino de la meditación. Sin embargo, no tienen que dominarnos. Decidir el repetir el mantra fielmente y continuar regresando a él cuando nos distraemos, nos permite ejercitar la libertad que tenemos de poner atención.
No es la misma forma en la que escogemos una marca de algún producto en el supermercado. En escoger el compromiso. El camino del mantra es un acto de fe, no es un movimiento del poder del ego. Dentro de cada acto de fe hay una declaración de amor. La fe prepara la tierra para que la semilla del mantra germine en amor. No creamos el milagro de la vida y crecimiento del amor solo por nuestro esfuerzo, sin embargo, somos responsables de su desarrollo. El tener paz de mente y corazón —el silencio, quietud, y sencillez— requiere no la fuerza de voluntad de una persona exitosa, sino la atención incondicional, la fidelidad sostenida de un discípulo.
Después de la meditación: “Five A.M in the Pinewoods”, Mary Oliver, NEW AND SELECTED POEMS (Boston: Beacon, 1992), págs. 83-84
Había visto
las huellas de sus pezuñas en las profundas
hojarascas y supe
que ellas habían terminado la noche larga
bajo los pinos, caminando
como dos mujeres
mudas y bellas hacia
la profundidad del bosque, así que yo
me levanté en la oscuridad y
fui allá. Ellas vinieron
lentamente hacia abajo de la colina
y me miraron sentada bajo
los árboles azules, tímidamente
caminaron
acercándose y mirándome fijamente
bajo sus pestañas y aun
mordisquearon algunos montones
de hojarasca húmeda. Esto
no es un poema acerca de un sueño,
aunque podría serlo.
Este es un poema acerca del mundo
que es nuestro, o podría serlo.
Finalmente
una de ellas—¡lo puedo jurar! –
habría venido a mis brazos.
Pero la otra
estampó con firmeza su casco en la
hojarasca de los pinos como
una muestra de sanidad,
y ambas se fueron juntas a través
del bosque. Cuando desperté
estaba sola,
estaba pensando:
así es como nadas hacia el interior,
así es como fluyes hacia fuera,
así es como oras.
Selección: Carla Cooper
Traducción: Guillermo Lagos