Sábado después del miércoles de ceniza, 4 de marzo 2017
Las Escrituras invitan a una interpretación literaria, no literal. La literal es fácil porque muestra todo en dos dimensiones, el bien y el mal, siendo éstas las dos dimensiones más populares para las personas cuya religión es una muralla contra Dios antes que un camino de adoración. Sigue leyendo.
Eventualmente, en la realidad de dos dimensiones, no se necesita a Dios para nada, solamente las Escrituras y las reglas hechas por el hombre para definir y defender sus interpretaciones.
Pero el camino de 40 días separa este tipo de religión, permitiendo la aparición de la dimensión trascendental.
De nuevo, el demonio lo llevó a una montaña elevada y le mostró todos los reinos de este mundo y su esplendor: “Todo esto te lo daré, si te inclinas y me adoras”. Jesús le dijo “Aléjate de mí Satanás, porque está escrito ‘Adorarás al Señor tu Dios, y servirás solamente a Él´” . Luego el demonio se alejó y vinieron los ángeles a servirle.
La tercera tentación es grande, no es codicia ni vanidad sino egotismo desnudo. En términos políticos esta es la diferencia entre una sociedad construida para la corrupción al servicio de los propios intereses o una sociedad basada en el sistema del honor, y una girando alrededor de un demagogo cuyo narcisismo cautiva o cubre cualquier ego más débil que el suyo. Este es el ego bruto, herido secretamente como lo es cualquier aprovechador, expuesto en un destello de maldad, lo que es más amenazante porque desde un ángulo es tan ridículo.
La meditación es el camino de cuarenta días en el desierto que nos lleva a posicionarnos seguramente en este ángulo desde el cual podemos ver la absoluta vacuidad del ego. Luego puede suceder algo conmovedor y de absoluta ternura. El ego satánico y oscuro se desmorona y los ángeles buenos son liberados. Éstos ya no se están retorciendo en las fuerzas cristalizadas del egocentrismo. Ellos giran alrededor, sin ataduras, buscando buenas acciones, consolando a los que sufren, escuchando a las personas, dando alimentos a los que tienen hambre, trayendo a las almas solitarias a la comunidad.
Cuando se ven estas cosas aconteciendo en cualquier lugar en la vida diaria – un pequeño acto de amabilidad en el metro, una sonrisa cuando se esperaba una mirada fija, una segunda oportunidad – se puede sentir una fuerza actuando. Es mayor que los agentes visibles que lo están realizando. No obstante, no hay mensajeros visibles (ángel quiere decir mensajero). Hay solamente el mensaje primario y perenne de la bondad humana siendo transmitida de una persona a otra.
Así es que el demonio lo dejó, para retornar en otra oportunidad, lo dice el Evangelio de San Lucas remarcándolo. Pero antes que eso suceda… conocemos las pruebas que deberíamos estar atentos para sortear en los días venideros.
Traducción: Marta Geymayr (WCCM Paraguay)